Los perros y sus homólogos salvajes, los lobos, son famosos por encontrar comida en diferentes partes de casa o el jardín. Muchas personas le atribuyen este comportamiento a su extraordinario sentido del olfato pero, en realidad, podría tratarse de un rasgo de aprendizaje social.
Un nuevo estudio muestra que ambos animales son más capaces de encontrar comida cuando ven dónde se han escondido sus golosinas, siendo los lobos los que tienen mayor éxito en esta tarea. Por lo tanto, estos caninos no dependen únicamente de sus hocicos cuando buscan alimento.
Aprendizaje en lobos y perros
En tres experimentos separados entre 2009 y 2014, los investigadores observaron a nueve lobos y ocho perros mestizos buscando comida escondida por voluntarios en un recinto de pruebas. Buena parte de estos animales pudieron ver cómo se escondía comida en más de 130 ubicaciones posibles, antes de ser soltados para recuperar sus recompensas. Pero un grupo de control fue privado de esta posibilidad, por lo que tenían que confiar únicamente en el olor.

Para su sorpresa, los animales que observaron el proceso de ocultación se movieron más rápido, viajaron distancias más cortas antes de encontrar cada escondite y encontraron más golosinas que los perros y lobos que solo usaron sus narices.
«El sentido del olfato es muy importante, pero usar la nariz cuesta mucha energía. Eso es lo que vemos con nuestros animales. Parece que en la mayoría de las situaciones, si tienen una señal visual, la usarán primero».
Friederike Range, profesora asociada de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena
No es sorprendente que los perros sigan gestos humanos, ya que es parte de su proceso de domesticación. Estos amigos peludos fueron entrenados para observar nuestros comportamientos y, a menudo, responder a ellos. Así que si nuestros comportamientos tienen algo que ver con la comida, ellos se sentirán motivados a esconderla o buscarla.
Sin embargo, el caso de los lobos es más inusual dado que ellos no han sido propiamente domesticados. Los investigadores creen que lo observado podría deberse a una adaptación evolutiva: si puedes recordar dónde estaba la comida, sin importar quién la escondió (ya fuera un humano, otro lobo o un puma), tienes más probabilidades de sobrevivir.
¿Por qué se comportan así cuando buscan comida?

Este estudio respalda décadas de investigación que demuestran que los perros utilizan señales sociales para encontrar comida. Además, corrobora los hallazgos previos de que los lobos, al menos aquellos que están intensamente socializados con humanos, también pueden usar esa información a su favor.
Probablemente por eso, ya sea que vieran o no que la comida estaba escondida, los lobos superaron a los perros en encontrar los escondites. Después de todo, esta diferencia en el rendimiento puede no deberse a diferentes capacidades de memoria espacial de observación, sino que surge de diferencias en otros rasgos como la persistencia y la motivación relacionada con la comida.
Los lobos son cazadores, por lo que tienen que ser persistentes para cazar a sus presas. Pero los perros viven cerca de los humanos, con lo cual obtienen comida a diario y en horarios predecibles. Así que la domesticación pudo haber afectado la voluntad de los perros de adaptarse a los humanos.
“Esta confirmación es excelente, pero debemos asegurarnos de obtener los mismos resultados en diferentes contextos y situaciones. Creo que el estudio probablemente dice más sobre los perros, en general, que sobre los lobos”.
Friederike Range
Sin embargo, en cualquier caso, tanto perros como lobos pueden recordar dónde escondiste su comida si alguna vez te vieron manipularla en un lugar de la casa.
Referencias:
Observational spatial memory in wolves and dogs https://doi.org/10.1371/journal.pone.0290547