Es fácil saber cuándo otras personas sudan en el gimnasio o el transporte público. Nuestra nariz reconoce al intentaste el olor corporal que se acumula en estos espacios, sin embargo, rara vez percibe los hedores que salen de nuestro cuerpo.

¿Acaso olemos mejor que los demás? ¿O solo nos distraen las circunstancias? Si alguna vez te has preguntado si otras personas notan tu olor corporal, la respuesta es sí. Todos sudamos solo que, con el tiempo, nos volvemos insensibles a nuestro olor particular.

Este proceso se conoce como fatiga olfativa y, aunque no se comprende del todo la causa, se sabe que ocurre con cualquier olor que encontramos habitualmente. Como por ejemplo, el aroma de nuestra casa o el humo que se escapa de los autos al encenderse los motores. 

Dado que todos tenemos un sudor particular, es inevitable acostumbrarnos a nuestro propio olor corporal. 

La nariz esconde nuestro propio olor

Hombre percibiendo olores en las calles / Vía Pexels

Nuestro sentido del olfato a menudo se compara desfavorablemente con el de especies como los perros, ratones y cerdos, pero los humanos en realidad no somos malos para olfatear. Nuestras narices tienen aproximadamente 400 receptores olfativos diferentes, diseñados para registrar más de 1 billón de olores en el ambiente. Lo que significa que, en teoría, seríamos capaces de percibir el sudor de millones de personas incluido el nuestro.

Si no lo hacemos es por dos motivos: un cambio en los receptores olfativos o bien algún problema en la forma en que el cerebro responde a un olor. En pocas palabras, dejamos de olernos a nosotros mismos cuando nos volvemos insensibles a los compuestos que hay en nuestro olor particular. Algo que suele ocurrir a una edad muy temprana, cuando todavía cursamos la secundaria.

No obstante, nuestra capacidad para detectar el sudor propio aumenta en determinadas situaciones. Por ejemplo, si comes algo con ajo o tienes un día estresante, probablemente lo huelas en tu sudor . 

Estudios también han encontrado vínculos entre el olfato y más de una docena de enfermedades. La fiebre tifoidea hace que el sudor huela a pan recién horneado, mientras que la enfermedad de Parkinson supuestamente desprende un olor a madera y almizcle. Como se producen cambios sutiles pero significativos en nosotros, es más fácil distinguir el nuevo olor corporal. 

«Tenemos un olor corporal único, por lo que estamos muy atentos a cualquier cambio en ese olor».

Rachel Herz, neurocientífica de la Universidad de Brown

Pero al cabo de unas semanas sentiremos como ese sudor se pierde en el ambiente para dar paso a nuevos aromas. Así funciona la fatiga olfativa.

¿Por qué olemos de esta manera?

Nariz humana / Via Pexels

Varios estudios aseguran que el olfato fue uno de los primeros sentidos que desarrollaron los humanos. Esto debido a que su papel como cazadores-recolectores los obligó a reconocer cada vez más los compuestos aromáticos de las plantas que consumían a diario. Por no mencionar que una vez que nuestros antepasados comenzaron a vivir en comunidades, tuvieron que pasar años dentro de cuevas en las que era común el sudor y la orina.

Tales condiciones podrían haber afectado nuestra forma de percibir el olor corporal propio y el de otros. Aunque algunos expertos aseguran que la fatiga olfativa se puede restablecer a voluntad oliendo áreas con menos glándulas sudoríparas, como las del codo o el antebrazo. Esto antes de dirigir nuestra nariz a las axilas para identificar nuestro olor corporal. 

¿Por qué? El olor está ligado a nuestras relaciones sociales. Cuando buscamos parejas sexuales genéticamente diferentes, utilizamos el olor para juzgar su potencial y, a menudo, preferimos a aquellos que huelen como nosotros en virtud de vivir en un entorno similar. Así que es lógico pensar que existan formas de «resetear» nuestra nariz para percibir mejor cómo olemos.

«Estamos utilizando nuestro sentido del olfato como una forma de evaluar al otro versus uno mismo, y tenemos diferentes calificaciones para el papel que queremos que desempeñe esa persona. El olor es realmente importante y está conectado con todo en nuestras vidas».

Rachel Herz

Sin embargo, es un hecho que nos cuesta más olernos a nosotros mismos que al resto de personas. Da igual si estamos en un lugar recluido, como un autobús, o en medio de un campo. La percepción del olor corporal es uno de los misterios más grandes del ser humano, y posiblemente lo sea por muchos años más.

Referencias: 

Why can’t we smell ourselves as well as we smell others? https://www.livescience.com/planet-earth/evolution/why-cant-we-smell-ourselves-as-well-as-we-smell-others 

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