La lujuria siempre ha sido un misterio para la ciencia. Aunque es de lo más natural que el deseo fluctúe, vaya y venga en función de un montón de circunstancias, sentirse sexy o encontrar a otras personas igual de atractivas va mucho más allá del enamoramiento. Pero, ¿por qué ocurre esto? 

Investigadores de la Universidad de Stanford podrían haber encontrado el motivo en un conjunto muy específico de células del cerebro. Estas neuronas genéticamente distintas al resto hacen algo especial: secretan un péptido pequeño y de acción lenta denominado Sustancia P. Cuando dicho péptido se une a un conjunto diferente de neuronas en el hipotálamo preóptico, sensibiliza gradualmente a las neuronas para promover el acto sexual.

Por lo tanto, la lujuria nace en un circuito celular que se activa al encontrar una pareja y controla cuándo una persona puede empezar a pensar en aparearse.

Detrás de la lujuria… en ratones

Para entender cómo funciona este instinto primario, los investigadores localizaron el grupo de células en ratones macho y aprendieron a manipularlas para encender o apagar su libido. Así fue como, un poco por encima del paladar, dieron con pequeñas conexiones neuronales que les decían si otro ratón era hembra y coqueto.

Este sería el circuito celular de la lujuria en ratones machos / Créditos: Cell

La función de este grupo de células no es otra que transmitir ese deseo a un conjunto adyacente de células cerebrales, ubicadas en el mismo circuito. Esto con el objetivo de que la Sustancia P emita la llamada a la acción. 

En este sentido, el circuito neuronal actúa como el cableado de una computadora: diferentes circuitos generan diferentes comportamientos. Al manipular las neuronas en una parte de la amígdala, la sede de nuestras emociones, los investigadores descubrieron que podían activar y desactivar el reconocimiento por parte de un ratón macho del sexo de un ratón desconocido.

“Se trata de un comportamiento que es fundamental para nuestra satisfacción personal y también para la propagación de nuestra especie. Pero todavía sabemos muy poco sobre cómo el cerebro organiza y regula la lujuria”.

Nirao Shah, profesor de psiquiatría y neurobiología en la Universidad de Stanford

Normalmente, los ratones macho empiezan a sentir libido de 10 a 15 minutos antes de montar para después tomarse un descanso de cinco días antes de recuperar el interés. Pero cuando los investigadores infundieron directamente la sustancia P en el cerebro de los ratones, los animales se convirtieron en adictos a la lujuria. Muchos de ellos incluso se enamoraron a primera vista de los equipos de laboratorio, montando tubos de plástico adornados con la cola de un ratón de juguete. 

Caso contrario a lo que ocurrió cuando los investigadores desactivaron este circuito de células, reduciendo la capacidad de sentir deseo. Un hallazgo que revela cuán importante es el cerebro en este tipo de “asuntos del corazón”. 

Una conexión cerebral con la lujuria

Pareja / Vía Pexels

Los ratones machos no son hombres, por lo que no se sabe si este mecanismo de apareamiento será válido para los humanos. Pero debido a que este circuito vive en una parte evolutivamente antigua del cerebro, es probable que sea universal entre los mamíferos machos. Así que este descubrimiento podría conducir a nuevos tratamientos y profundizar nuestra comprensión sobre la lujuria, la atracción y el apego humano.

Incluso es posible que los hallazgos conduzcan a medicamentos humanos que regulen estos circuitos. Algo diferente al viagra, que mejoran el flujo sanguíneo para contrarrestar la disfunción eréctil, pues inhibirían el impulso en hombres con libidos hipersexuales o lo estimularían en aquellos que carecen de lujuria.

«Es muy probable que existan conjuntos similares de neuronas que regulen la recompensa, el comportamiento y la gratificación sexual en humanos. Estos nuevos hallazgos amplían nuestra comprensión de los fundamentos biológicos de la libido como paso inicial en el apareamiento y la sexualidad”.

Justin García, director ejecutivo del Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana

Los investigadores creen que hormonas, como la testosterona, pueden influir en la activación de este circuito de células. De allí que el aumento de esta hormona se vincule con personas más atractivas, desde el punto de vista personal y superficial. 

Sin embargo, las mujeres parecen estar conectadas de manera diferente a este interruptor cerebral de la lujuria. Por eso se están planteando futuras investigaciones para responder a lo que siempre nos hemos cuestionado: ¿Por qué algunas personas son promiscuas, arriesgándose al divorcio, mientras que otros prefieren quedarse en casa?

Referencias:

A neural circuit for male sexual behavior and reward https://dx.doi.org/10.1016/j.cell.2023.07.021

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