El fin del verano trae consigo muchas emociones, y para los niños, el regreso a la escuela puede ser un momento lleno de incertidumbre y ansiedad. El cambio de rutina, la posibilidad de enfrentarse a nuevos maestros, compañeros y desafíos académicos puede generar miedos y preocupaciones. Como padres o cuidadores, tenemos que comprender y abordar estas emociones para ayudar a los niños a transitar este período de manera más positiva y segura.
Reconociendo y validando las emociones
La vuelta al colegio después de las vacaciones de verano puede ser un gran desafío para muchos niños. Algunos pueden sentirse emocionados, pero otros experimentarán miedos y ansiedad. Es importante que los padres reconozcan y validen estas emociones. En lugar de descartar los temores de los niños con respuestas apresuradas como «todo estará bien», es más efectivo demostrarles que se comprenden y se toman en serio sus preocupaciones. Mostrar empatía y apoyo les ayudará a superar las emociones negativas y resolver los problemas de manera conjunta.

Identificando las preocupaciones
Cada niño es único y sus preocupaciones pueden variar ampliamente. Algunos podrían temer el acoso escolar, mientras que otros podrían sentirse abrumados por la presión académica. También están aquellos que pueden tener dificultades de interacción social o problemas de salud mental, como la ansiedad. Debemos identificar las preocupaciones específicas de cada niño para brindar el apoyo adecuado. La comunicación abierta y el diálogo son clave para comprender las inquietudes de los niños y encontrar soluciones juntos.
Aceptar el miedo como una emoción valiosa
El miedo y la ansiedad son respuestas naturales al cambio y a lo desconocido. Los niños tienen que entender que sentir miedo no es una debilidad, sino una emoción legítima que todos experimentamos en momentos de cambio. Los padres pueden transmitir esta idea, demostrando que el miedo es un desafío que se puede superar con el apoyo adecuado. Aceptar el miedo como parte del proceso puede ayudar a construir la resiliencia y la confianza en sí mismos de los niños.

Abordando la transición de manera gradual
El regreso a la escuela puede parecer abrumador, especialmente si los niños se enfrentan a nuevos entornos y compañeros. Un enfoque gradual puede facilitar esta transición. Planificar reuniones con amigos antes del inicio de clases o asistir primero a las clases preferidas son estrategias que pueden ayudar a los niños a adaptarse poco a poco. Dividir la tarea en partes más pequeñas y celebrar los pequeños éxitos a lo largo del camino puede hacer que el proceso sea más manejable y menos intimidante.
El papel del sueño en la adaptación
Durante las vacaciones de verano, las rutinas de sueño a menudo se alteran. El cambio repentino a horarios más tempranos puede afectar el estado de ánimo y el rendimiento académico. Para los adolescentes, cuyos patrones de sueño cambian durante la pubertad, es especialmente desafiante. Establecer hábitos de sueño regulares y consistentes también es un tema muy importante. Reducir la exposición a pantallas antes de acostarse, evitar la cafeína y hacer ejercicio durante el día son formas de mejorar la calidad del sueño. Una buena noche de descanso no solo beneficia el bienestar emocional, sino también el desempeño académico.

Actitud positiva y optimismo
Los padres juegan un papel preponderante en la forma en que los niños perciben el regreso a la escuela. Si los padres transmiten una actitud negativa, es probable que los niños lo perciban y lo reflejen. Por eso es lo mejor mantener una actitud positiva y optimista, enfocándose en las oportunidades que ofrece el nuevo año escolar. Evitar conversaciones negativas y fomentar la esperanza y el entusiasmo puede influir en cómo los niños enfrentan este cambio.
Fomentando la resiliencia
Una práctica valiosa para fomentar el optimismo es escribir tres cosas que esperan con ansias cada día. Esto ayuda a equilibrar las emociones negativas con las positivas y promueve una actitud más optimista. A través de este ejercicio, los niños pueden aprender a concentrarse en las partes emocionantes y gratificantes de la escuela, en lugar de enfocarse únicamente en las preocupaciones.
Conclusión
El regreso a la escuela después del verano puede ser una experiencia desafiante para muchos niños. Sin embargo, con el apoyo adecuado de los padres y cuidadores, los niños pueden aprender a manejar sus emociones, enfrentar sus miedos y adaptarse exitosamente a los nuevos desafíos escolares. La comunicación abierta, la empatía y un enfoque gradual pueden marcar la diferencia en cómo los niños abordan esta transición y construyen resiliencia para el futuro.
Referencias:
Back-to-school anxiety: seven tips to help children cope: https://theconversation.com/back-to-school-anxiety-seven-tips-to-help-children-cope-209936