En la búsqueda constante de métodos efectivos para perder peso y mejorar la salud metabólica, la ciencia ha dirigido su atención hacia una dirección poco convencional pero intrigante: la exposición al frío.
Investigadores del Scripps Research en Estados Unidos han identificado un mecanismo cerebral que podría explicar por qué los mamíferos, incluidos los seres humanos, tienden a sentir más hambre cuando se enfrentan a temperaturas bajas.
Este descubrimiento no solo arroja luz sobre la relación entre el frío, el apetito y el metabolismo, sino que también sugiere posibles aplicaciones terapéuticas para el control del peso.

Vínculo entre el frío, el apetito y el metabolismo
Los mamíferos, incluidos los seres humanos, experimentan un aumento en el gasto energético cuando están expuestos a bajas temperaturas para mantener su temperatura corporal normal. Esta respuesta fisiológica involuntaria se debe a la necesidad de generar calor interno para contrarrestar el enfriamiento del cuerpo. Un efecto secundario de este aumento en la quema de energía es el aumento del apetito y la búsqueda de alimentos para compensar las calorías perdidas.
El estudio realizado por los neurocientíficos del Scripps Research se enfocó en ratones expuestos a temperaturas más bajas. Descubrieron un grupo específico de neuronas en el cerebro de los ratones, ubicadas en el núcleo xifoides de la línea media del tálamo, que actúan como un «interruptor» para el comportamiento de búsqueda de alimentos relacionado con el frío. Estas neuronas se activan cuando los ratones están expuestos a bajas temperaturas, lo que desencadena un aumento en el apetito y la ingesta de alimentos.
Potencial terapéutico de la exposición al frío
El descubrimiento de estas neuronas «reguladoras del apetito» abre la puerta a nuevas posibilidades terapéuticas para el control del peso y la salud metabólica. Si es posible modular o manipular la actividad de estas neuronas, podría ser viable separar el aumento del apetito del aumento del gasto energético causado por el frío. Esta separación podría ser fundamental para aprovechar los efectos metabólicos beneficiosos del frío sin tener que lidiar con el aumento correspondiente en el apetito.
En la búsqueda de métodos efectivos para perder peso, el uso de técnicas de «terapia fría» ha sido objeto de investigación. La exposición al frío, ya sea a través de inmersiones en agua fría u otras formas de terapia, ha demostrado aumentar la quema de energía. Sin embargo, un inconveniente importante ha sido la respuesta natural del cuerpo al aumento del apetito como una forma de compensar las calorías perdidas. La posibilidad de manipular las neuronas responsables de esta respuesta podría cambiar el juego en la pérdida de peso controlada.

Desafíos y futuras investigaciones
Este estudio promete avances en la comprensión y el control del apetito inducido por el frío, aún hay desafíos por superar. No obstante, los investigadores reconocen que las respuestas evolutivas de los seres humanos al frío no están diseñadas para causar la pérdida de peso, ya que en épocas premodernas, esta respuesta podría haber sido fatal durante los períodos de escasez de alimentos. Sin embargo, el estudio sugiere que es posible desvincular esta respuesta del aumento del apetito, lo que podría tener aplicaciones en el diseño de terapias de pérdida de peso más eficaces y seguras.
El equipo de investigadores también planea explorar cómo estas neuronas del núcleo xifoides podrían estar relacionadas con otros mecanismos de compensación energética del cuerpo, como los que ocurren después del ejercicio. Además, la investigación futura podría revelar más detalles sobre cómo estas neuronas se conectan con otras regiones del cerebro, como el núcleo accumbens, que está involucrado en la regulación del comportamiento alimentario.
Referencias:
Xiphoid nucleus of the midline thalamus controls cold-induced food seeking: https://doi.org/10.1038/s41586-023-06430-9