Llega el verano y también el riesgo de un incendio en casa. Desde un cigarrillo mal apagado hasta la estufa, y siempre teniendo en cuenta la sobrecarga de enchufes y aparatos electrónicos, todo en esta época del año puede producir un fuego inesperado. Pero afortunadamente los investigadores de la Universidad de Melbourne encontraron un material ignífugo capaz de resistir esas llamas: los hongos comestibles. 

En su estudio más reciente, el equipo analizó el potencial de estos alimentos como materiales ignífugos. Es decir, como bioespumas, paneles aislantes o alternativas al hormigón que tengan una mayor resistencia frente al fuego. Y tras varios experimentos, se concluyó que los hongos pueden proteger la integridad de un edificio de forma efectiva y sostenible. 

“Nuestro trabajo presenta una oportunidad emocionante para una industria que ha pasado demasiado tiempo utilizando materiales que son dañinos para la salud humana y el medio ambiente”.

Nattanan Chulikavit, investigadora en el RMIT

Así que puede que en el futuro encontremos con muebles o aislantes hechos de fibras fúngicas.

Hongos como materiales ignífugos

Así se ve el micelio, la red de filamentos en los hongos / Créditos: Nature

Los investigadores del RMIT ya han producido un material hecho completamente del micelio de los hongos que, además, es muy prometedor en la protección contra los incendios en casa. Esto debido a que podría usarse como láminas delgadas similares al papel tapiz o como base para materiales más gruesos que se asemejan a la madera.

El micelio, lo que podríamos considerar la raíz del hongo, está formado por muchos filamentos delgados y dentro sus paredes celulares se halla un polímero natural llamado “quitina”. Este polímero también se puede encontrar en caparazones de cangrejos o exoesqueletos de insectos, ya que actúa como un aislante para la combustión.

Cuando se expone a fuego o calor intenso, el material puede transformarse en carbón (lo que permanece cuando se queman toda el agua y los compuestos volátiles). Una gran noticia pues este carbón protege cualquier otro material inflamable subyacente al ralentizar la transferencia de calor. Es como un gran escudo contra las llamas.

Una protección a futuro contra los incendios

Hongos comestibles en la cocina / Vía Pexels

Desde la década de 1970, las empresas de construcción utilizan ampliamente productos químicos conocidos como «retardantes de llama halogenados» para proteger hogares contra los incendios. Estos retardadores contienen bromuro o cloro, famosos por interrumpir la combustión, pero su uso se ha asociado con efectos negativos en la salud humana. Tales como la inmunotoxicidad, la toxicidad reproductiva, el cáncer y el deterioro cognitivo.

Incluso otros retardantes a base de fósforo y nitrógeno, que se usan en muchos países como alternativa, suponen un riesgo para la salud humana y para la naturaleza por su toxicidad. Es por ello que hoy en día no existe un material ignífugo que brinde una buena protección contra incendios en los hogares.

Pero esta nueva propuesta a base de hongos podría cambiar eso. Principalmente porque libera solo productos naturales cuando se expone al fuego, como son el agua y dióxido de carbono. Además, se puede utilizar en diferentes lugares de la casa debido a su grosor menor a un milímetro. 

Los investigadores encontraron dos posibles aplicaciones para su material en la industria de la edificación: como paneles aislantes y como capas adheridas a las estructuras inflamables para mejorar su resistencia. Así que estamos ante una nueva industria en desarrollo: “la industria de los hongos”.

Puede que estos desechos agrícolas puedan reciclarse en biomateriales sostenibles que satisfagan las necesidades de seguridad contra incendios. Todavía no es seguro, ya que no hay ninguno disponible comercialmente. Pero los hongos que consumimos en nuestros platos favoritos definitivamente son capaces de contribuir a un futuro en el que los incendios en casa no sean un problema.

Referencias:

Influence of growth rates, microstructural properties and biochemical composition on the thermal stability of mycelia fungi https://dx.doi.org/10.1038/s41598-022-19458-0 

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