Para las personas con obesidad, hacer dieta puede ser un círculo vicioso. Aunque se observan resultados positivos al iniciar un nuevo plan de alimentación, poco después muchos sufren un aumento inexplicable de peso. Se ha culpado a la genética, los cambios hormonales y la negligencia de los pacientes por estos problemas para adelgazar, pero la verdadera razón podría ser un cambio en la respuesta del cerebro a los nutrientes.
Investigadores de la Universidad de Amsterdam y la Universidad de Yale han confirmado que la obesidad altera la capacidad del cerebro humano para reconocer ciertas sustancias nutritivas y sentirse satisfecho después de consumirlas. Estas sustancias son las grasas y los azúcares, que precisamente impulsan el aumento de tejido adiposo en el cuerpo. Así que es lógico que las personas con esta enfermedad tengan dificultades para controlar su peso.
Ahora bien, ¿por qué ocurre esto? Los resultados del estudio revelan cómo la obesidad disminuye las respuestas cerebrales que deberían desarrollarse tras la ingesta de alimentos.
Un cerebro con obesidad genera “respuestas lentas”

En nuestros cuerpos es el intestino quien se ocupa de enviar señales al cerebro respecto al recibimiento y procesamiento de nutrientes, lo cual ayuda a regular el metabolismo. Normalmente, estas señales son rápidas y ocurren poco después de que se consume un alimento. Pero la evidencia reciente sugiere que las personas con obesidad suelen tener respuestas más reducidas en la actividad cerebral tras la ingestión de nutrientes en el estómago.
Para demostrarlo, los investigadores observaron el comportamiento cerebral de 60 personas: 30 de ellas obesidad y 30 con un peso saludable. De hecho, utilizaron imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf), así como tomografías computarizadas por emisión monofotónica (SPECT), para medir su respuesta ante inyecciones de glucosa, lípidos y agua.
Sus resultados revelaron que las personas con obesidad liberan menos dopamina en un área del cerebro importante para la sensación de recompensa durante la ingesta de alimentos. Esto en comparación con los niveles de la hormona que segregaban las personas con un peso corporal saludable.
Además, la investigación también muestra una deficiencia en la detección de azúcares y grasas en el estómago e intestino de las personas con esta enfermedad. Tal hallazgo sugiere una conexión cercana entre el intestino, el cerebro y la obesidad, y enfatiza que se necesita más que fuerza de voluntad para perder peso y no recuperarlo.
«La gente todavía piensa que la obesidad es causada por la falta de dedicación. Pero hemos demostrado que existe una diferencia real en el cerebro cuando se trata de la detección de nutrientes».
Mireille Serlie, endocrinóloga de la Universidad de Yale
Cambios profundos en la respuesta los nutrientes

En los participantes delgados, la actividad cerebral reducida en varias regiones siguió a las inyecciones de glucosa y grasa. Después de administrar los nutrientes, la respuesta en el cuerpo estriado disminuyó y los niveles de dopamina aumentaron. Esta caída general en la actividad cerebral tiene sentido ya que no necesitamos ir a buscar más comida una vez que ya hemos comido.
Pero la actividad cerebral de las personas en la categoría de obesos no cambió. Su cuerpo estriado permaneció activo y después de la infusión de grasas, la dopamina no se liberó en cantidades significativas.
La dopamina es un factor importante para los sentimientos de satisfacción tras la ingesta de alimentos. No segregar este neurotransmisor significa que no somos capaces de sentir saciedad y, en consecuencia, acabamos comiendo más. Por no mencionar que, sin el impulso de la hormona, la comunicación entre el cerebro y el intestino lleno se interrumpe.
Así que, como podemos ver, hay mecanismos biológicos que pueden explicar por qué la obesidad es una enfermedad compleja. Ahora sabemos que las personas obesas también tienen que lidiar con una fisiología que hace que los cambios en la dieta y la pérdida de peso sean más desafiantes.
No está claro cuándo ocurren estos cambios profundos, sin embargo, los investigadores esperan que sus hallazgos cambien la forma de abordar un problema como la obesidad. Después de todo, el método tradicional siempre ha estado orientado a las terapias de control personal sobre las calorías y al ejercicio.
Referencias:
Brain responses to nutrients are severely impaired and not reversed by weight loss in humans with obesity: a randomized crossover study https://doi.org/10.1038/s42255-023-00816-9