Un reciente estudio realizado por investigadores de la Escuela de Estudios Avanzados IMT de Lucca en Italia, en colaboración con un grupo de la Universidad de Ulm en Alemania, ha brindado nuevos conocimientos sobre la capacidad del cerebro para adaptarse a los cambios en la información proveniente de los ojos y los oídos. A través de la privación monocular, es decir, la oclusión de un ojo con un parche ocular durante aproximadamente dos horas, los investigadores demostraron cómo esta perturbación en la experiencia visual puede tener un impacto en el procesamiento auditivo y la interacción multisensorial.

El estudio reveló que incluso un breve período de privación monocular puede inducir cambios temporales en la forma en que el cerebro procesa la información visual. Sin embargo, hasta ahora se desconocía si estos efectos también repercutían en otros sentidos y afectaban su actividad. Para investigar esto, los científicos llevaron a cabo un experimento en el cual vendaron los ojos de 20 participantes y les pidieron que contaran destellos de luz mientras se presentaban sonidos.

Un breve período de privación monocular (cerrar un ojo) causa cambios temporales en el sistema visual del cerebro. Créditos: NeuroImage (2023).

Utilizando electroencefalogramas para registrar la actividad cerebral con precisión de milisegundos, los investigadores observaron alteraciones en la actividad neuronal en respuesta a la entrada visual y auditiva después de retirar el parche ocular. De manera sorprendente, encontraron que la falta de visión provocaba un aumento selectivo en la respuesta neuronal a los sonidos, lo que indica que incluso una pequeña perturbación en la experiencia visual puede desencadenar un cambio en el equilibrio entre la visión y la audición.

Tremenda plasticidad: sentidos interconectados en el cerebro

Los efectos de la privación monocular fueron paradójicos: después de retirar el parche, el cerebro se volvió más sensible a la información visual proveniente del ojo ocluido, mientras que también se volvió más susceptible a la información auditiva, pero solo cuando se observaba el entorno con el otro ojo sin parche. Estos hallazgos destacan el alto grado de plasticidad y la interdependencia de los sentidos, así como el profundo impacto que la experiencia sensorial continua tiene en nuestro cerebro.

Estos hallazgos demuestran la alta plasticidad e interdependencia de los sentidos y el impacto continuo de la experiencia sensorial en el cerebro.

Los resultados de este estudio tienen implicaciones importantes en el campo de la rehabilitación y el diseño de protocolos más eficaces para diversas enfermedades y discapacidades sensoriales, como la ambliopía. Comprender cómo las alteraciones en un sentido sensorial pueden afectar rápidamente a los demás sentidos permite el desarrollo de enfoques de rehabilitación más personalizados y efectivos.

Por todo esto, este descubrimiento científico demuestra que el cerebro tiene una capacidad notable para adaptarse a los cambios en la información sensorial, y revela la estrecha relación y la influencia mutua entre los sentidos. Estos hallazgos ofrecen una nueva perspectiva sobre cómo nuestro cerebro procesa la información sensorial y cómo podemos aprovechar esta plasticidad para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidades sensoriales.

Referencias:

Crossmodal plasticity following short-term monocular deprivation: https://doi.org/10.1016/j.neuroimage.2023.120141

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *