El descubrimiento científico realizado a partir del estudio del fósil AL 288-1, también conocido como ‘Lucy’, ha brindado nuevas revelaciones sobre la forma en que nuestros antepasados primitivos se movían y habitaban su entorno hace aproximadamente 3,2 millones de años. Los resultados de la investigación, llevada a cabo por la paleoantropóloga Ashleigh Wiseman de la Universidad de Cambridge, han permitido reconstruir los tejidos blandos del esqueleto de Lucy mediante avanzadas herramientas de modelado 3D.

Según los hallazgos, se ha determinado que Lucy, perteneciente a la especie Australopithecus afarensis, poseía músculos fuertes en las piernas y la pelvis, lo que le permitía aferrarse a los árboles, y también desarrolló músculos en las rodillas que le brindaban la capacidad de caminar erguida. Estos descubrimientos arrojan luz sobre el estilo de vida y el hábitat de esta especie ancestral.
Se cree que los Australopithecus afarensis, como Lucy, deambulaban tanto por áreas de pastizales boscosos abiertos como por bosques más densos en el este de África. Los modelos musculares reconstruidos indican que Lucy era capaz de aprovechar ambos hábitats de manera efectiva. Estos resultados contradicen la noción anterior de que el bipedalismo en los A. afarensis era similar al andar de los chimpancés, sugiriendo en cambio una forma de marcha erguida más parecida a la de los humanos modernos.
Lucy: una revelación muscular
La reconstrucción del tejido blando de Lucy se realizó mediante la extrapolación de las estructuras óseas y musculares humanas actuales. Se tuvieron en cuenta dimensiones, estructura y las huellas dejadas por los músculos en el fósil AL 288-1 para obtener un modelo completo en 3D. Los resultados revelaron que Lucy poseía un total de 36 músculos en cada pierna, muchos de los cuales eran más grandes y ocupaban más espacio que sus equivalentes en los seres humanos modernos.
Estos músculos poderosos indican que Lucy tenía la capacidad de mantenerse erguida y caminar de forma bípeda. A pesar de sus diferencias con los humanos actuales, como su estatura más baja, cerebro más pequeño y rostro más similar al de los simios, se ha confirmado que Lucy era experta en el bipedalismo y posiblemente también tenía habilidades arbóreas superiores a las de cualquier especie actual.

Este estudio representa la primera vez que se ha logrado reconstruir el tejido blando de un ancestro humano primitivo de esta manera. Sin embargo, se espera que esta técnica se utilice en futuros estudios de otros fósiles, ya que las capacidades de modelado computacional disponibles para los investigadores continúan mejorando.
La capacidad de reconstruir los tejidos blandos y musculares de especies extintas no solo amplía nuestro conocimiento sobre la evolución humana, sino que también nos proporciona información valiosa sobre las capacidades físicas y los comportamientos de nuestros antepasados. Además, este enfoque de modelado de tejidos blandos podría aplicarse en la reconstrucción de otros homínidos extintos, lo que nos ayudaría a comprender mejor nuestra historia evolutiva y las habilidades que hemos perdido a lo largo del tiempo.
Referencias:
Three-dimensional volumetric muscle reconstruction of the Australopithecus afarensis pelvis and limb, with estimations of limb leverage: https://doi.org/10.1098/rsos.230356