Ya sean bulldogs franceses o ingleses, pugs o boston terriers, es un hecho que los perros de hocico corto se encuentran entre las razas más populares. Tienen una gran cantidad de seguidores y, por lo general, son los primeros en encontrar un hogar de adopción. Pero, paradójicamente, también sufren más enfermedades congénitas que el resto de razas.
Estos perros braquicéfalos son producto de dos siglos de intervención humana. Los criadores empezaron a seleccionar sus caracteres siguiendo cánones estéticos, para crear así malformaciones “adorables” como una cara achatada. Así que no es extraño que desarrollen problemas genéticos o respiratorios mortales antes de los cuatro años de vida. Lo curioso aquí es que, a pesar de saber todo esto, seguimos considerándolos los cachorros ideales.
¿Por qué nos gustan tanto estas razas? ¿Acaso desconocemos los riesgos? Los investigadores de la Universidad Eötvös Loránd (ELTE) pensaron que su hocico corto era lo que llamaba la atención de los dueños actuales y futuros. Pero un experimento reveló el verdadero motivo: en realidad ignoramos sus enfermedades.
Amor y algo más
Los investigadores presentaron 25 pares de fotos de perros mirando a la cámara y mirando hacia otro lado en una encuesta en línea. Además, evaluaron los rasgos de personalidad de los 1.156 encuestados, si les gustaban los perros de hocico corto y si eran conscientes de sus problemas de salud.

Curiosamente, aquellos que tenían una actitud positiva hacia los perros braquicéfalos seleccionaron al azar entre las imágenes, sin pensar en lo adorables que se veían sus rasgos. Además, los participantes a los que les gustaba esta raza eran los más conscientes de las enfermedades congénitas. En general, el 99 % de los encuestados asociaron la raza con dificultades respiratorias, el 90 % con distocia y el 61 % con ulceración corneal. Por lo tanto, ni el físico ni el desconocimiento eran la causa de su popularidad.
“Se sabe que las razas de hocico corto son más propensas a hacer contacto visual con los humanos. Asumimos que este rasgo es atractivo para los dueños. También consideramos la posibilidad de que los entusiastas de estos perros no estén al tanto de los problemas de salud innatos. Pero ninguno resultó relevante”.
Zsófia Bognár, estudiante de la Universidad Eötvös Loránd (ELTE)
Después de revisar los resultados, los investigadores decidieron analizar a los participantes. En comparación con el grupo que era neutral, los entusiastas de los perros de hocico corto eran principalmente jóvenes. Por lo tanto, el equipo concluyó que lo más probable es que desconozcan las señales de comunicación de estos perros.
¿Qué significa eso? Pues que podrían considerar los problemas de salud como características normales de la raza. Por ejemplo, un Bulldog que ronca y gruñe les podría parecer adorables aunque en realidad esté luchando por respirar.
¿Una raza popular por accidente?

Como los perros de hocico corto tienen grandes ojos, muchos consideraban que este era otro de sus principales atractivos. Sin embargo, todo parece indicar que la popularidad de esta raza se debe a varios factores accidentales.
En primer lugar, la poca experiencia de los entusiastas ya que muchos aseguraron que no habían convivido con ninguna otra raza anteriormente. En segundo lugar, el desconocimiento de los signos de dolor en los perros con hocico corto. Y finalmente, el hecho de que consideren algunas de estas enfermedades algo normal.
«Hay campañas de concientización sobre los problemas de salud de las razas de hocico corto. Sin embargo, la creciente popularidad de estos perros sugiere que estas campañas no son muy efectivas. Está claro que simplemente enumerar los problemas de salud no disuade a las personas de comprar estos perros”.
Zsófia Bognár
Así que, la razón por la que esta raza de perros es tan popular es simplemente porque ignoramos estas enfermedades. Aunque somos conscientes de ellas, eso no nos disuade de seguir amando a estos perros por lo adorables que son.
Referencias:
The brachycephalic paradox: The relationship between attitudes, demography, personality, health awareness, and dog-human eye contact https://dx.doi.org/10.1016/j.applanim.2023.105948