Hace 40 años, el líder del cartel de la droga Pablo Escobar importó ilegalmente tres hipopótamos hembras y uno macho para su zoológico privado en la Hacienda Nápoles. Pero tras la muerte del narcotraficante, esos cuatro especímenes escaparon y se empezaron a reproducir en el río Magdalena y sus afluentes, creando un problema ecológico sin precedentes en Colombia.
Los científicos estiman que actualmente hay entre 181 y 215 hipopótamos en el país, ocupando el espacio de otras especies nativas. Un cálculo que no solo supera las estimaciones anteriores, que proyectaban una población de 98 ejemplares, sino que también dispara las alarmas de las autoridades locales. Después de todo, los hipopótamos son extremadamente territoriales y pueden arrancar las extremidades de una persona si se sienten amenazados.
Cientos de hipopótamos colombianos

Desde 1993, los científicos han estado preocupados por estos “hipopótamos de la cocaína”, considerados los animales invasores más grandes del mundo. Esto debido a que amenazaban a las plantas y animales, especialmente a las comunidades pesqueras del país. Aunque nunca pensaron que estos herbívoros se desarrollarían con rapidez, pues tardan aproximadamente un año en dar a luz.
No obstante, el censo más reciente reveló cientos de ejemplares en el río Magdalena después de 40 años de la exportación ilegal de Pablo Escobar. Los investigadores usaron drones y otros métodos de rastreo para contarlos por las noches, cuando suelen salir a la superficie. Fue gracias a esto que dieron con un número estimado de 200 hipopótamos.
Lo más probable es que esos cuatro ejemplares originales, traídos desde África, prosperaran en Colombia ante la falta de depredadores y sequías para formar la mayor población fuera de ese continente.
“Antes, un argumento en contra de tratar con los hipopótamos era que nuestra información era limitada y nuestros argumentos eran teóricos. Pero este estudio muestra que este es un problema real y que el Estado debe actuar con urgencia”.
Rafael Moreno, ecologista en el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt en Bogotá.
Sin embargo, estos datos no bastan para frenar la reproducción de los hipopótamos de la cocaína en Colombia.
Crónicas de una especie invasora
Los funcionarios colombianos han tenido problemas para controlar a esta especie invasora. Después de que ordenaron matar a un macho agresivo en 2009, se detuvo los esfuerzos para controlarlos. En parte porque algunas comunidades ahora dependen del turismo que traen los hipopótamos. Pero también porque son animales difíciles de tratar, que pueden llegar a pesar 3 toneladas.
Una forma de manejar a la población era mediante la anticoncepción, administrada con un dardo a los ejemplares adultos. No obstante, los investigadores encontraron que el 37% de la población son jóvenes. Esto significa que los hipopótamos podrían estar alcanzando la madurez sexual antes que en África, debido a las exuberantes condiciones del país.
Sin duda alguna, una buena noticia para la especie en general si no fuera por un pequeño detalle: están dañando los ecosistemas de Colombia.
Con sus enormes cuerpos, los hipopótamos erosionan las riberas de los ríos y abren caminos fangosos al balancear su cuerpo de un lado a otro. Además, están superando a otros animales por el hábitat y los recursos, siendo el manatí antillano (Trichechus manatus), la nutria neotropical (Lontra longicaudis) y el carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris) los más amenazados.
Por no mencionar que han protagonizado también graves ataques a humanos en 2020 y 2021.
¿Hay alguna forma de reubicar a los hipopótamos de la cocaína?

Las autoridades están planteándose la idea de capturar, anestesiar y transportar a los hipopótamos en helicóptero a una instalación para ser castrados. Pero esto costaría al menos 530.000 dólares, y tomaría hasta 52 años en completarse con la población actual.
Así que muchos investigadores abogan por sacrificar a los animales. Dicen que es lo más rápido y que resolvería el problema antes de que sea imposible solucionarlo. Aunque hay un gran peso moral en la decisión de sacrificar un hipopótamo, por lo que representan para la fauna africana.
En definitiva, los hipopótamos de la cocaína suponen ahora un dilema para las autoridades colombianas.
Referencias:
Colombia’s ‘cocaine hippo’ population is even bigger than scientists thought https://doi.org/10.1038/d41586-023-01818-z