El estudio revolucionario que investiga los patrones cerebrales en personas con dolor crónico ha abierto nuevas posibilidades en el tratamiento de esta condición debilitante. Los científicos, lejos de intentar reemplazar la descripción subjetiva del dolor por mediciones objetivas, buscan utilizar la estimulación cerebral como una forma de aliviar el dolor a medida que se intensifica. Aunque el estudio inicial solo incluyó a cuatro participantes, es parte de un ensayo clínico más amplio que promete desarrollar terapias personalizadas para aquellos que padecen dolor crónico severo.

El enfoque innovador de este estudio radica en la implantación de electrodos directamente en los cerebros de los participantes. Ello permite grabar las ondas cerebrales mientras llevan a cabo sus actividades diarias. Estos implantes proporcionan una forma precisa de registrar y estimular las regiones cerebrales, lo que los hace ideales para el ensayo clínico en curso. Los electrodos se colocaron en la corteza cingulada anterior (ACC) y la corteza orbitofrontal (OFC), dos áreas relacionadas con el procesamiento emocional y la regulación de las respuestas emocionales.

Patrones y grabaciones de señales cerebrales en el dolor crónico. Créditos: Prasad Shirvalkar.

Aunque la ACC ha sido objeto de numerosos estudios sobre el dolor crónico, el equipo de investigación también exploró el papel de la OFC en esta condición. Su objetivo era encontrar biomarcadores objetivos basados en las ondas cerebrales generadas por estas regiones y utilizarlos para desarrollar tratamientos potenciales. La intención no era desacreditar las experiencias subjetivas de los pacientes, sino proporcionar una herramienta adicional para mejorar el manejo del dolor.

Comprendiendo el dolor crónico a través de las ondas cerebrales

Durante el estudio, los participantes completaron encuestas diarias que evaluaban la intensidad y calidad de su dolor. Tras cada informe, se les solicitaba que activaran los electrodos para registrar una instantánea de 30 segundos de su actividad cerebral. Estos datos se utilizaron en un algoritmo de aprendizaje automático para identificar patrones consistentes y predecir el nivel de dolor en función de las señales cerebrales. Sorprendentemente, se descubrió que la actividad de la OFC, no la ACC, era más útil en estas predicciones.

El equipo también realizó un experimento en el laboratorio donde los participantes experimentaron dolor agudo causado por el calor. Se observaron patrones cerebrales distintos para el dolor agudo en comparación con el dolor crónico. Esto respaldó la noción de que estas dos formas de dolor tienen fundamentos cerebrales diferentes.

Rayos X reveladores: implantes cerebrales para estudiar el dolor crónico. Créditos: Prasad Shirvalkar.

Aunque el estudio se centró en personas con dolor crónico neuropático, causado por daño a los nervios, los investigadores reconocen la necesidad de explorar el dolor crónico nociceptivo en estudios futuros. Los resultados que se obtuvieron hasta ahora son alentadores. Estos han proporcionado una visión más clara del dolor crónico en el cerebro, allanando el camino para un enfoque más preciso en su tratamiento.

El desarrollo de terapias de estimulación cerebral personalizadas basadas en biomarcadores cerebrales únicos podría brindar esperanza a aquellos que han agotado otras opciones y han experimentado poca mejoría en su dolor crónico. A medida que el ensayo clínico continúa con un número creciente de participantes, se espera que los resultados sigan respaldando esta emocionante investigación. También se espera que estos ayuden a allanar el camino hacia una mejor calidad de vida para aquellos que viven con dolor crónico.

Referencias:

First-in-human prediction of chronic pain state using intracranial neural biomarkers: https://doi.org/10.1038/s41593-023-01338-z

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