La fatiga y la somnolencia por la tarde son sensaciones conocidas por muchos de nosotros. Pero para aquellos que padecen apnea obstructiva del sueño (AOS), este problema es mucho más grave.
Afortunadamente, los investigadores han identificado recientemente un fármaco que ofrece una buena posibilidad de ayuda. Y no, no se trata de una taza de espresso.
La somnolencia diurna excesiva (EDS, por sus siglas en inglés) en personas con OSA puede afectar gravemente su vida cotidiana. Se manifiesta a través de un intenso deseo de dormir en momentos inapropiados. Como por ejemplo, mientras se conduce o se come, y a menudo dificulta la realización de tareas simples.
Si bien el uso de una máscara de presión positiva en las vías respiratorias (PAP) es un tratamiento común para las personas con AOS y puede ayudar a mantener los pulmones con aire comprimido durante la noche, no siempre elimina la EDS. Por esta razón, los expertos están investigando medicamentos que puedan brindar ayuda adicional.
«Lo más importante que las personas con OSA deben hacer es usar su máquina PAP, pero si aún experimentan somnolencia, existen opciones en forma de medicamentos que pueden reducir su fatiga», explica el Dr. Tyler Pitre, médico residente en medicina interna de la Universidad McMaster en Canadá.

Medicamentos prometedores para combatir la somnolencia diurna
El Dr. Pitre y sus colegas realizaron una revisión de 14 ensayos clínicos anteriores que involucraron a 3085 personas con OSA y EDS. Lo hicieron con el objetivo de evaluar la efectividad de tres medicamentos para combatir la fatiga: solriamfetol, armodafinil-modafinil y pitolisant. Los tres mostraron ser más efectivos que los placebos para reducir la somnolencia diurna, aunque en diferentes grados.
Al combinar los datos de los 14 ensayos, el equipo de investigación descubrió que el solriamfetol presentaba la mayor diferencia estadística en comparación con el placebo en términos de vigilia. Los resultados para armodafinil-modafinil y pitolisant no fueron tan concluyentes. Estos «probablemente mejoraron» algunas, pero no todas, las medidas de vigilia después de un mes de uso. Además, se observaron efectos secundarios que podrían ser problemáticos con armodafinil-modafinil y solriamfetol, aunque era más probable que los pacientes dejaran de usar el primero.
Si bien es difícil resumir los hallazgos de varios ensayos clínicos, la comparación destaca los efectos positivos del solriamfetol. Posiblemente debido a los aumentos en los niveles de norepinefrina (que prepara el cuerpo para la acción) y dopamina (que está relacionada con el placer y la motivación) en el cerebro.
Los investigadores señalan que se necesita más investigación para evaluar las ventajas y desventajas del solriamfetol. Especialmente en términos de sus efectos a largo plazo en las personas que lo toman, ya que hay poca evidencia sobre su uso prolongado. Además, estos medicamentos podrían resultar útiles no solo para las personas con OSA y EDS, sino también para aquellos que padecen enfermedades relacionadas, como el síndrome de fatiga crónica y el COVID prolongado.

Tratamiento para fatiga crónica y COVID prolongado
«Sería interesante ver qué tan efectivos son estos medicamentos para tratar la fatiga en enfermedades como el síndrome de fatiga crónica y el COVID prolongado, ahora que sabemos que funcionan para una afección similar», comenta la profesora asistente de anestesia Dena Zeraatkar, de la Universidad McMaster.
Sin embargo, aún hay mucho que desconocemos sobre el COVID prolongado y la fatiga crónica. Cualquier tratamiento ideal para estos trastornos deberá abordar las causas subyacentes, que son numerosas.
Dos de los medicamentos estudiados ya se prescriben para el tratamiento de la AOS y la EDS, y la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aún está evaluando el pitolisant. La elección del medicamento por parte del médico dependerá de varios factores, como el estado de salud personal del paciente. No obstante, esta es la primera vez que se comparan estos tratamientos de manera sistemática.
Dado que los efectos secundarios pueden ser un problema (por ejemplo, el solriamfetol se ha asociado con un aumento de la presión arterial), se debe tener precaución. Sin embargo,, es evidente que se necesita con urgencia encontrar mejores tratamientos.
«Entre el 15 y el 30 por ciento de las personas en América del Norte tienen un diagnóstico de OSA y es probable que la prevalencia sea mucho mayor, ya que muchas otras personas aún no han sido diagnosticadas», advierte Pitre. «Muchas personas presentan síntomas, dado que la afección está estrechamente relacionada con la obesidad, un problema que afecta a un número creciente de personas en Canadá, Estados Unidos y otros países de altos ingresos».
Referencias:
Comparative Efficacy and Safety of Wakefulness-Promoting Agents for Excessive Daytime Sleepiness in Patients With Obstructive Sleep Apnea: https://doi.org/10.7326/M22-3473