La importancia de mantener una alimentación saludable es un tema ampliamente aceptado en nuestra sociedad. Sin embargo, es común que nos permitamos disfrutar de una o dos comidas poco saludables durante los fines de semana. Aunque esto pueda parecer aceptable, un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia revela que este patrón de dieta podría tener consecuencias negativas tanto para nuestra función cerebral como para nuestra salud intestinal.
El estudio se llevó a cabo en roedores, específicamente ratas, las cuales se alimentaron principalmente de una dieta saludable. Pero ocasionalmente se les permitió festinar con alimentos ricos en azúcar y grasas saturadas. Los resultados fueron sorprendentes. Las ratas experimentaron un deterioro cognitivo significativo, especialmente en las pruebas de memoria espacial, y también se observaron cambios negativos en su microbiota intestinal.
La neurocientífica Margaret Morris, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, explica que este tipo de investigación es fundamental para comprender cómo mantener la salud de nuestro cerebro a medida que envejecemos. Estos hallazgos se suman a investigaciones previas que ya habían establecido una asociación entre una mala alimentación y el deterioro de la memoria espacial a largo plazo. En esta ocasión, el estudio proporciona nueva información sobre los efectos del «ciclo de la dieta».

Dieta poco saludable afecta memoria y microbiota
El experimento consistió en alimentar a un grupo de ratas con una dieta estándar para ratas, que servía como grupo de control. También a otros tres grupos experimentales con alimentos procesados ricos en grasa y azúcar. Los grupos experimentales consumieron estos alimentos poco saludables ya sea de forma consecutiva o en ciclos de diferentes duraciones.
Antes y después de los períodos de ciclos de dieta, los investigadores evaluaron la memoria a corto plazo de las ratas. Además midieron la microbiota en sus heces, registraron su peso y monitorearon la cantidad de cada tipo de alimento que consumieron.
Se descubrió que las ratas que habían consumido una dieta poco saludable durante cualquier período de tiempo presentaban un microbioma intestinal menos diverso. También tenían un mayor número de bacterias relacionadas con la obesidad y una menor cantidad de cepas de bacterias benéficas para el control del peso. Además, el deterioro cognitivo fue más pronunciado a medida que las ratas estuvieron expuestas a una dieta poco saludable durante más tiempo, especialmente en las pruebas de memoria que implicaban recordar la ubicación de objetos.
El científico médico Mike Kendig, también de la Universidad de Nueva Gales del Sur, destacó que los niveles de dos bacterias se correlacionaron con el grado de deterioro de la memoria, lo que sugiere una conexión entre los efectos del ciclo de la dieta, la cognición y la microbiota.

Salud intestinal y cerebral: impacto de la dieta
Aunque no es sorprendente que las ratas que consumieron una dieta alta en grasas y azúcar durante más tiempo ganaran más peso que las del grupo de control, lo interesante es que la duración de los malos ciclos de alimentación no pareció afectar directamente el aumento de peso. Esto indica que los efectos negativos en la salud intestinal y cerebral pueden no estar relacionados únicamente con el aumento de peso que generalmente se asocia con una dieta poco saludable.
La inflamación cerebral, los cambios estructurales y la microbiota intestinal son los mecanismos que podrían explicar la relación entre la dieta y la cognición. Existe un creciente cuerpo de evidencia que demuestra la importancia de la salud intestinal y la dieta para la salud cerebral.
Si bien estos resultados pueden no ser los más alentadores, los científicos subrayan que mantener una alimentación saludable durante un período prolongado de tiempo produce resultados más favorables para la salud intestinal y cerebral. Otros estudios también sugieren que una buena nutrición reduce el riesgo de enfermedades y podría aumentar la esperanza de vida. Por lo tanto, vale la pena considerar cambiar las golosinas ricas en grasas y azúcares por opciones más saludables, como una dieta mediterránea con alta diversidad, frutas, verduras y grasas saturadas bajas.
Referencias:
Obesogenic Diet Cycling Produces Graded Effects on Cognition and Microbiota Composition in Rats: https://doi.org/10.1002/mnfr.202200809