La importancia de cuidar nuestras heridas y permitir que cicatricen adecuadamente no se limita solo a la apariencia estética de nuestra piel. Hay múltiples razones por las cuales es crucial abstenerse de arrancar las costras y buscar formas adecuadas de promover la curación.

Cuando sufrimos una herida, ya sea una lesión menor o una cirugía, nuestro sistema inmunológico entra en acción para proteger y reparar el área dañada. La inflamación y el enrojecimiento son señales de que el proceso de curación está en marcha. Durante esta fase, se forman costras con el propósito de proteger la herida de posibles infecciones y proporcionar un ambiente adecuado para la regeneración celular.

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Las costras no deben ser perturbadas ni arrancadas prematuramente, como nos advierte la doctora Teresa Arnandis. Debajo de estas costras, se encuentra un proceso esencial de regeneración y crecimiento de la piel. Si interrumpimos este proceso al eliminar las costras, podemos obstaculizar la curación óptima de la zona afectada.

En su libro, Teresa Arnandis también aborda otros problemas comunes relacionados con la curación de heridas. Uno de ellos es el hábito de rascarse constantemente las costras que se forman, creyendo erróneamente que aliviará la picazón o acelerará el proceso de curación. Sin embargo, este comportamiento puede ser extremadamente perjudicial.

Cuando nos rascamos las costras, estamos interrumpiendo el proceso natural de regeneración y crecimiento de la piel. La costra actúa como una barrera protectora, evitando infecciones y permitiendo que los tejidos se reparen correctamente. Al eliminarla prematuramente, estamos expuesto la herida a posibles infecciones y retrasando el proceso de cicatrización.

Consejos para una cicatrización saludable

La doctora Arnandis explica que durante la curación, el cuerpo trabaja para reconstruir la piel dañada, creando nuevos vasos sanguíneos y produciendo colágeno, una proteína esencial para la regeneración del tejido. Si eliminamos la costra antes de tiempo, corremos el riesgo de dañar los tejidos en proceso de reparación. Además, una vez que la herida está completamente curada, la costra se seca y se cae naturalmente, dejando una cicatriz mínima y una piel reparada.

En lugar de arrancar las costras, Teresa Arnandis recomienda masajear suavemente las cicatrices con aceites naturales como el aceite de argán o el aceite de rosa mosqueta. Estos aceites ayudan a suavizar la apariencia de la cicatriz y a mejorar su elasticidad. El masaje promueve la mezcla del colágeno de la cicatriz con la elastina de la piel circundante, lo que reduce su aspecto fibroso y mejora su flexibilidad.

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La prevención de infecciones es otro aspecto importante durante el proceso de curación. Arnandis aconseja mantener la herida limpia y protegida con un vendaje estéril, siguiendo las indicaciones del médico o profesional de la salud. Además, es esencial evitar rascarse, ya que esto puede llevar a una mayor irritación y retrasar la curación.

En su libro, ‘¡Eres un milagro andante!’, Teresa Arnandis enfatiza la importancia de ser pacientes y permitir que nuestro cuerpo siga su curso natural de curación. La paciencia y el cuidado adecuado de las heridas no solo garantizan una cicatrización óptima, sino que también promueven una piel sana en el largo plazo.

Referencias:

Por qué no debes arrancarte las costras de las heridas: https://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-no-debes-arrancarte-costras-heridas-20230514090146.html

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