Algunos piensan que la lluvia relaja y nos lleva a un estado de introspección. Pero, en los bosques, un aguacero puede dar inicio a una conversación electrizante entre hongos.

Un nuevo estudio de la Universidad de Tohoku, en Japón, ha demostrado que ciertos hongos se vuelven “parlanchines” luego de un gran evento de lluvia. Como es el caso de los engañadores bicolores (Laccaria bicolor), un par de setas comestibles que se encuentran cerca de los abedules y pinos.

Sus conversaciones no son tan audibles como el croar de una rana o el zumbido de un mosquito, pero aún así pueden escucharse con los instrumentos apropiados. Por lo tanto, estos hallazgos confirman lo que muchos científicos ya sospechaban: debajo de los árboles existe una red fúngica que envía señales eléctricas. 

Más de 50 palabras entre un hongo y otro

Los hongos ectomicorrízicos, como el L. bicolor, son el sustento ecológico de los árboles forestales. Estos se forman alrededor de las raíces y ayudan a los robles a absorber nutrientes del suelo, incluso a alimentarse indirectamente de algunos animales. Lo único que piden a cambio son los carbohidratos de los árboles, una vez que han absorbido las sustancias de sus paredes celulares.  

Raíces de los árboles / Vía Pexels

Ahora bien, por más reales que sean las redes de micorrizas, había muy poca evidencia sobre si las hifas o vainas del hongo sirven como un sistema de comunicación.

Muchos relatos populares de este fenómeno son exagerados, así que los científicos japoneses colocaron electrodos en un grupo de seis hongos L. bicolor para estudiar sus “conversaciones”. Estas setas se encontraron al costado de un sendero forestal, debajo de un roble jolcham (Quercus serrata) y un carpe de flores sueltas (Carpinus laxiflora).

Los investigadores monitorearon el potencial eléctrico de estos hongos en milivoltios (mV), y durante aproximadamente dos días. Inicialmente el lugar de estudio estaba soleado y seco, sin embargo, eso cambió cuando el tifón Mindulle trajo 32 milímetros de lluvia a la zona. Una o dos horas después de la lluvia, los hongos comenzaron a mostrar nuevos signos de actividad eléctrica: alrededor de  50 «palabras» diferentes o lo que vendrían siendo picos de 100 mV.

Conversaciones debajo de la lluvia

Hongos Laccaria bicolor con electrodos conectados / Créditos: Science Direct

Al principio, los hongos exhibieron menos potencial eléctrico. No obstante, la actividad comenzó a fluctuar después de las lluvias. Esta fluctuación sugiere que tanto la precipitación como la temperatura del entorno estimulan las redes fúngicas de comunicación en los bosques.

“Estas vainas están hechas de hifas, los filamentos similares a raíces que alimentan el crecimiento de un hongo. Cuando las hifas de los hongos micorrícicos se unen bajo tierra, forman sistemas interconectados conocidos como redes micorrícicas”.

Yu Fukasawa, investigador de la Universidad de Tohoku

Si bien antes se han visto picos de potencial eléctrico en hongos, a veces en respuesta al agua u otros estímulos, la mayoría de los estudios se han centrado en especies cultivadas en medios artificiales. Este es el primer estudio que comprueba patrones de actividad eléctrica nerviosa en algunos hongos de la naturaleza, que parecen comparables a la estructura del habla humana. 

De hecho, dicho transporte de señales fue especialmente fuerte entre los hongos ubicados más cerca uno del otro en el suelo del bosque, según informan los científicos. 

Investigaciones anteriores también encontraron que las plantas cercanas pueden enviar señales eléctricas secretas bajo tierra, posiblemente incluso sin la ayuda de los hongos micorrízicos. Por lo tanto, estas redes subterráneas deben actuar como una especie de «World Wide Wood», donde bosques enteros se comunican usando señales químicas a través de las raíces de los árboles y los hongos micorrízicos.

Referencias:

Electrical potentials in the ectomycorrhizal fungus Laccaria bicolor after a rainfall event https://doi.org/10.1016/j.funeco.2023.101229

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