Uno de los primeros síntomas que se observa en los perros seniles es la somnolencia diurna, provocada por largos períodos sin dormir. Se cree que este cambio es el resultado de daños en las áreas del cerebro que regulan el sueño del animal. Pero lo curioso de todo esto es que, sorpresivamente, ese síntoma también está presente en las personas con alzheimer. 

Perros y humanos por igual tienen problemas para dormir cuando su cerebro envejece. En consecuencia, suelen despertarse con más frecuencia durante la noche o simplemente no dormir por temor a las pesadillas. Así lo indican los expertos de la Universidad de California del Norte en un nuevo estudio sobre el síndrome de disfunción cognitiva canina (SDC).

Los perros seniles también sufren alzheimer

El SDC es el equivalente canino de la demencia. Se trata de un trastorno cerebral y metabólico que se presenta en perros mayores a 7 años de edad, produciendo un declive cognitivo que afecta la capacidad de recopilar información, procesarla y tomar decisiones sobre ella.

Perro mirando a su dueño / Vía Pexels

Si bien se le considera desde hace décadas similar al alzheimer en humanos, no había ningún patrón que pudiera asociarlos. En este sentido, este hallazgo es el primero en determinar que la demencia hace que perros y humanos duerman cada vez menos. 

Para dar con esta similitud, los investigadores compararon el deterioro cognitivo y el sueño de perros seniles usando polisomnografía, la misma técnica que se usa en los estudios del sueño en personas.

Ocho de los perros analizados (28,5 %) eran normales, mientras que otros ocho (28,5 %) tenían SDC leve, cuatro (14,3 %) moderado y ocho (28,5 %) tenían SDC grave. Al analizarlos con una serie de pruebas cognitivas para medir su atención, memoria de trabajo y control ejecutivo, se determinó que los perros con puntajes más altos de demencia tardaron más en conciliar el sueño y pasaron menos tiempo durmiendo.

En comparación con el resto de participantes caninos, los perros con SDC de moderado a severo tenían menos oscilaciones delta en sus electroencefalogramas. Además, mostraban señales de memoria fragmentada, lo que sugería que durmieron menos profundamente durante la fase NREM. Tal y como ocurre cuando las personas empiezan a acumular placas amiloides del péptido Aβ y ovillos neurofibrilares en el cerebro, los catalizadores del alzheimer.

Más allá de la similitud 

Los estudios de polisomnografía se realizaron en una habitación tranquila con luz tenue y ruido blanco. A los perros se les permitió tomar una siesta espontánea al mediodía, mientras los electrodos medían sus ondas cerebrales, la actividad eléctrica de los músculos y el corazón y los movimientos oculares. 

Patitas de un perro senil / Vía Pexels

Estas mediciones usualmente duraban toda la siesta, pero se detenían si los perros se ponían ansiosos. El 46% de los participantes caninos entraron en somnolencia y, por ende, en sueño NREM (lo que conocemos como sueño profundo). No obstante, el 54% restante nunca superó la fase de sueño REM (el movimiento ocular rápido).

Durante el sueño NREM, el cerebro elimina toxinas, incluidas las proteínas beta-amiloides que se acumulan en las neuronas. Es gracias a esto que podemos recuperar energía y liberar espacio en nuestra memoria para recibir nueva información. Si no logramos llegar a un sueño profundo, el cerebro empieza a deteriorarse y morir.

En 2002, los científicos también notaron que el patrón diario de sueño y vigilia de un perro estaba «drásticamente alterado» en los caninos mayores. Por lo tanto, estos hallazgos confirman lo que los dueños de perros han notado durante años: las mascotas mayores con deterioro cognitivo tienden a sufrir más dificultades para dormir y somnolencia diurna.

Podría ser que estos trastornos del sueño estén desencadenando el deterioro cognitivo. Pero también podría ser que el deterioro cognitivo esté causando los trastornos del sueño, como en el caso de las personas con alzheimer.

Los investigadores planean estudiar este círculo vicioso en el futuro para entender qué lo causa y cómo prevenirlo. Así que, más allá de la similitud, este síntoma común podría impulsar el desarrollo de nuevos tratamientos para la demencia tanto en perros como en humanos.

Referencias: 

Sleep and cognition in aging dogs. A polysomnographic study https://doi.org/10.3389/fvets.2023.1151266

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