Los problemas crónicos de los tendones son un dolor de cabeza frecuente para muchas personas. En particular, la tendinitis de Aquiles es uno de los problemas más comunes que enfrentan las personas, especialmente a medida que envejecen. El tendón de Aquiles es vital para la estabilidad al estar de pie, caminar, correr y otras actividades, y su lesión puede limitar significativamente la actividad de una persona.

La tendinitis de Aquiles se produce cuando el tendón experimenta una tensión, lesión o inflamación debido a una presión constante. Si bien es normal que las personas ejerzan presión sobre el tendón de Aquiles en su vida diaria, un tendón saludable podrá reparar el daño causado y evitar que el paciente desarrolle síntomas. Sin embargo, con el tiempo, el tendón de Aquiles desarrollará inflamación y microdesgarros que superarán la capacidad del cuerpo para reparar y curar el daño.

La tendinitis de Aquiles no es solo una inflamación del tendón, como se podría pensar. En realidad, se trata de una acumulación de cambios degenerativos en el tendón, especialmente en los casos crónicos, causados por la reparación desorganizada de áreas dañadas en el tendón que se han acumulado gradualmente con el tiempo. El tendón se engrosará y perderá su elasticidad normal en muchos casos.

Es esencial que cualquier persona que experimente dolor, malestar, dolor o hinchazón en el tendón de Aquiles busque atención médica adecuada de inmediato. El diagnóstico temprano y adecuado por parte de un médico es fundamental para obtener los mejores resultados.

Factores de riesgo y síntomas de la tendinitis de Aquiles

La tendinitis de Aquiles es una lesión común que puede limitar la actividad diaria de una persona. Hay varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar esta lesión, como el exceso de ejercicio, especialmente aquellos deportes que implican paradas y arranques repetitivos, como el tenis, la carrera, el baloncesto y el baile. Las personas con sobrepeso también son más propensas a desarrollar tendinitis de Aquiles, ya que el aumento del peso corporal ejerce más presión sobre el tendón de Aquiles.

Otro factor que contribuye a la tendinitis de Aquiles es la tensión y la debilidad del músculo de la pantorrilla. Un músculo de la pantorrilla tenso genera más tensión y estrés en el tendón de Aquiles, lo que puede provocar microdaños y, en última instancia, tendinitis. Por otro lado, tener un músculo de la pantorrilla más débil también aumenta el daño al tendón.

Los síntomas de la tendinitis de Aquiles pueden variar según la forma de la lesión. La tendinitis de Aquiles por inserción produce dolor e inflamación en la parte posterior del talón, donde el tendón se une al hueso del talón, lo que puede hacer que sea difícil caminar o ponerse zapatos. Por otro lado, la tendinitis de Aquiles no inseriva produce dolor en la parte media del tendón y puede hacer que el tendón se vea más grueso. La sensibilidad del tendón y el dolor al realizar ciertas actividades son los síntomas principales en este caso.

Busque atención médica temprana si se sospecha de tendinitis de Aquiles para evitar daños mayores y un proceso de curación más prolongado. Con la intervención adecuada, como el descanso, la fisioterapia y el tratamiento médico, la mayoría de las personas pueden recuperarse de la tendinitis de Aquiles y volver a su actividad normal.

Tratamiento y prevención

La tendinitis de Aquiles es una lesión que puede ser muy dolorosa e incapacitante. A menudo se produce por exceso de actividad física, especialmente en deportes que implican paradas y arranques repetitivos, como el tenis, el baloncesto y la carrera. El reposo es el primer paso en el tratamiento de la tendinitis de Aquiles. Si el tendón duele mucho después de hacer deporte, es fundamental parar y descansar completamente. En casos graves, puede ser necesario inmovilizar la zona afectada con un yeso o una bota.

Después de que el dolor y la hinchazón iniciales hayan disminuido, es fundamental empezar con el ejercicio para fortalecer el músculo de la pantorrilla. Los ejercicios excéntricos son particularmente efectivos para fortalecer el músculo mientras se alarga. Sin embargo, es crucial hacerlos correctamente para no dañar el tendón. Por lo tanto, es recomendable contar con la guía de un fisioterapeuta para aprender la técnica y la carga adecuadas.

Los estiramientos de pantorrilla son el mejor estiramiento para la tendinitis de Aquiles. También son útiles los estiramientos de isquiotibiales. Es importante hacer los estiramientos correctamente y sentir el estiramiento en el músculo de la pantorrilla, no en el tendón. Estirarse de la pared o de las escaleras puede ser una buena opción. Además, se recomienda estirar las caderas, la zona lumbar, los isquiotibiales y el cuello para evitar tensiones innecesarias en la zona afectada.

Cabe recordar que la recuperación de la tendinitis de Aquiles lleva tiempo y esfuerzo. Es fundamental seguir una buena técnica de ejercicio y estiramiento, así como evitar actividades que puedan empeorar la lesión. Con paciencia y el tratamiento adecuado, la mayoría de las personas pueden recuperarse completamente y volver a su actividad normal.

Referencias:

Achilles tendinitis: What is it, and what are the treatments?: https://medicalxpress.com/news/2023-05-achilles-tendinitis-treatments.html

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