Nuestras emociones tienen un fuerte impacto en el microbioma intestinal. Un nuevo estudio en mujeres ha confirmado que algunas bacterias solo aparecen en el intestino cuando sentimos emociones positivas como la felicidad y la esperanza. Estas bacterias, en conjunto, ayudan a mantener la salud metabólica y refuerzan el sistema inmunológico.
Estudios anteriores han demostrado que una alteración en el microbioma puede afectar el eje intestino-cerebro y, como resultado, provocar ansiedad o depresión. Sin embargo, pocos han estudiado el efecto contrario: cuando las emociones positivas afectan a los microorganismos en nuestro intestino.
Los investigadores del Brigham and Women’s Hospital fueron, en este sentido, los primeros en abordar cómo un cerebro feliz se comunica con el tracto gastrointestinal. Al hacerlo, descubrieron que las dos especies de bacterias estuvieron presentes con mayor abundancia en las mujeres que informaron ser más felices, tener más esperanzas y tener mejores habilidades para manejar las emociones.
Por lo tanto, nuestro bienestar emocional también podría ser vital para tener un intestino saludable.
Mujeres, bacterias y emociones

En este nuevo estudio se analizaron a más de 200 mujeres de mediana edad, en su mayoría blancas. El equipo les pidió que completaran una encuesta sobre sus sentimientos en los últimos 30 días, en la que se les preguntaba si se sentían positivas o negativas.
La encuesta también evaluó cómo manejaban sus emociones. Esto mediante preguntas diseñadas para reformular una situación o abstenerse de expresar sus emociones en ese caso.
Tres meses después de responder la encuesta, las mujeres proporcionaron muestras de heces que se analizaron mediante secuenciación metagenómica. El equipo comparó los resultados del análisis microbiano con las respuestas de la encuesta sobre las emociones y, curiosamente, halló un patrón que se repetía en todas las participantes.
Las mujeres que reprimían sus emociones, un claro signo de depresión, tenían un microbioma intestinal menos diverso. Por el contrario, las personas que reportaron sentimientos más felices tenían niveles más altos de actividad en el microbioma intestinal.
«Estos vínculos entre la regulación de las emociones y el microbioma intestinal podrían afectar los resultados de salud física y explicar cómo las emociones influyen en la salud».
Yang-Yu Liu, científico asociado la Facultad de Medicina de Harvard
Otra prueba más del eje cerebro-intestino

Es probable que esta interacción fluya en ambos sentidos. Después de todo, las emociones que tenemos y cómo las manejamos podrían afectar el microbioma intestinal, y el microbioma también puede influir en cómo nos sentimos en general.
Investigaciones anteriores han demostrado que las emociones positivas y la regulación emocional saludable están vinculadas a una mayor longevidad. Por el contrario, las emociones negativas están relacionadas con tasas más altas de enfermedad cardiovascular y mortalidad. Así que estos hallazgos son un paso importante hacia nuestra comprensión del eje cerebro-intestino.
Los investigadores también examinaron lo que estaban haciendo los microbios en el intestino a nivel de vía funcional, buscando vínculos entre los cambios de actividad y los estados emocionales específicos. Al hacerlo, descubrieron que las emociones negativas estaban relacionadas con una actividad de capacidad reducida en múltiples acciones relacionadas con el metabolismo.
Todo esto sugiere que las emociones positivas tienen un impacto igualmente positivo en la salud intestinal de las mujeres, mientras que las emociones positivas perturban el microbioma. No obstante, se requieren otros estudios con poblaciones más diversas para demostrar este vínculo.
Un análisis más específico podría ayudar a desarrollar terapias basadas en microbiomas, como los probióticos, para mejorar las emociones y el bienestar. Así que solo nos queda esperar nuevos resultados.
Referencias:
Gut feelings: associations of emotions and emotion regulation with the gut microbiome in women https://dx.doi.org/10.1017/S0033291723000612