La memoria es algo más complejo que un simple proceso mental. A veces recordamos cosas que ni siquiera sabíamos que habíamos memorizado y, otras veces, sucede todo lo contrario.
Es debido a esta naturaleza que nos cuesta tanto recordar algo que sabemos que hemos aprendido durante un examen, o el número de teléfono de nuestros familiares en un momento importante. Pero debes saber que la memoria no perjudica el aprendizaje, al contrario, necesitamos esta capacidad para aprender. El problema aquí es que no sabemos cómo usarla.
A menudo pensamos que todos los recuerdos son iguales y, por ende, solo necesitamos memorizar lo que dicen nuestros apuntes para aprenderlos. Esto es un gran error, pues existen tres tipos de memoria y solo una nos ayuda durante el aprendizaje. Así que te enseñaremos a estudiar correctamente usando esta capacidad.
La memoria para aprender

Ante todo, debemos olvidarnos de la frase “aprender de memoria” porque memorizar de forma inconsciente conduce inevitablemente al olvido de la información. Si de verdad queremos aprender necesitamos empezar a pensar en la “memoria de trabajo”. Después de todo, es el tipo de memoria que siempre usamos y la que nos permite adquirir conocimientos.
Para comprender cómo funciona, es útil pensar en ella como una habitación en la que podemos almacenar solo cierta cantidad de información al mismo tiempo. Pueden ser datos que recopilamos del exterior, o bien datos que traemos a nuestra conciencia.
La memoria de trabajo procesa la información en nuestro cerebro, luego la organiza y finalmente la compara con conocimientos previos. Cada vez que tomamos conciencia de nuestro pensamiento, estamos poniendo en juego nuestra memoria de trabajo. Sin embargo, el funcionamiento de este tipo de memoria depende de dónde centremos nuestra atención y la rapidez con la que procesemos la información.
Si solo nos ponemos a leer los apuntes sin pensar en lo que queremos aprender, sin enfocarnos y sin procesar la información, no habrá un aprendizaje significativo. Es por eso que hay que trabajar activamente con la memoria: activar los conocimientos previos a través de preguntas, plantear contextos reales o familiares, y traer experiencias.
Otros tipos de memoria

Usualmente, cuando hablamos de «memoria» nos referimos a la memoria a largo plazo. Esto debido a que nos permite recordar cosas que hemos aprendido anteriormente, ya sea de manera explícita (como resultado del aprendizaje consciente) o de manera implícita (a través de la repetición y la experiencia).
Sin embargo, este tipo de aprendizaje es semántico, autobiográfico y contextual. En pocas palabras, aparece una vez que el conocimiento ha sido procesado en la memoria de trabajo.
Lo mismo ocurre con la memoria procedimental, que nos ayuda a recordar habilidades como andar en bicicleta, coser o leer. O también con la memoria sensorial, que recopila sensaciones a través de los sentido y las envía al cerebro.
En este sentido, todo lo que necesitamos para aprender eficientemente es “memorizar pensando”. Debemos profundizar en los temas que no entendemos, ofreciendo múltiples situaciones para formar conexiones.
Cuanto más arraigada esté la información en la mente, más fácil será recordarla. Todo esto gracias a la contextualización.
Así que, en lugar de estar repitiendo una y otra vez la misma frase para que la memoria a largo plazo la recuerde, lo que debemos hacer es trabajar con la información y sus significados para que la memoria de trabajo la interprete.
Referencias:
We need memory to learn—but not the way we currently use it https://theconversation.com/we-need-memory-to-learn-but-not-the-way-we-currently-use-it-204216
Aprender, recordar y olvidar https://www.planetadelibros.com/libros_contenido_extra/29/28398_Aprender_Recordar_Olvidar.pdf