Después de consumir cannabis algunas personas experimentan un apetito voraz y un tanto problemático, pues no hay nada en el refrigerador que pueda saciarlos. En la jerga canábica, a esta sensación se la conoce como “munchies” y podría no ser exclusiva del ser humano. Después de todo, los gusanos también pasan por un trance similar al consumir cannabinoides.

Los neurocientíficos de la Universidad de Oregón acaban de confirmarlo en un estudio protagonizado por varios ejemplares C. elegans, de un milímetro de largo. Bajo los efectos del cannabis, estos nemátodos empezaron a comer sus alimentos favoritos hasta arrasar con todo a su paso. 

Shawn Lockery, uno de los autores, dijo que este experimento había empezado como simple una broma, cuando alguien se preguntó en voz alta: «¿Qué pasaría si remojamos gusanos en cannabinoides?». Pero ahora asegura que sus hallazgos pueden ser útiles para entender cómo el cannabis estimula el apetito.

Festines recreativos 

Cáñamo cannabis / Vía Pexels

Los cannabinoides de la marihuana suelen llevar a los usuarios recreativos a devorar su comida chatarra favorita: helado, hamburguesas, montañas de Cheetos o un paquete de masa cruda para galletas. Ese es un rasgo muy particular de los munchies que, curiosamente, también se repite en los gusanos. 

Por lo general, los C. elegans prefieren alimentos que los ayuden a crecer más rápido como ciertas bacterias. De hecho, son capaces de rastrear estas golosinas a través de señales químicas que se aproximan al olor y al sabor. Bajo los efectos del cannabis los nematodos no solo comieron más rápido, sino que también ampliaron la preferencia por esas comidas favoritas reduciendo el consumo de las menos favoritas.

“No es solo un hambre casi insaciable, sino un mayor impulso para inhalar los alimentos más deliciosos y con mayor cantidad de calorías a su alcance”.

Shawn Lockery

Los investigadores midieron eléctricamente cuántas veces tragaba cada gusano dentro de un tubo pequeño, y registraron cuánto comieron en un lapso de tiempo de un minuto. Fue gracias a esto que notaron que el sistema de detección de olores del gusano estaba involucrado en sus munchies. 

Desde hace mucho tiempo los científicos saben que humanos y gusanos nematodos poseen receptores en todo el cuerpo que responden a los cannabinoides. Estos receptores de cannabinoides evolucionaron para unirse a moléculas que se producen naturalmente dentro del cuerpo llamadas endocannabinoides. Sin embargo, su manera de operar era un misterio. 

Detrás del hambre voraz

Imágenes de los C. elegans bajo los efectos del cannabis, buscando comida / Créditos: Smithsonian

Para probar la relación entre el olfato y los munchies, el equipo utilizó una cepa de gusanos mutantes a los que les faltaban las neuronas olfativas (AWC). En pocas palabras, carecían de un receptor cannabinoide llamado NPR-19.

Como resultado, los nemátodos mostraron niveles normales de alimentación con las cinco especies de bacterias: tanto aquellas que eran su comida favorita como otras que les parecían insípidas. Por lo tanto, los resultados sugieren que una mayor sensibilidad a los olores de los alimentos puede causar este “apetito voraz” después de consumir cannabis.

“El receptor cannabinoide NPR-19 está presente en 28 neuronas diferentes en la cabeza del gusano. En humanos, esta lista de neuronas potenciales es mucho más larga, sin embargo, hay similitudes sorprendentes entre ambos. Cuanto más similares seamos, mejor podremos aprender sobre el sistema endocannabinoide humano al estudiar estos gusanos”.

Shawn Lockery

Más allá de los gusanos munchies 

Productos medicinales con cannabis / Vía Pexels

Lo más curioso aquí no es el hecho de que los gusanos también tienen un apetito voraz bajo los efectos del cannabis, sino cómo se produce su munchie. Estas respuestas similares a los cannabinoides son inesperadas, porque los linajes evolutivos que dieron lugar a humanos y gusanos nematodos se separaron hace más de 500 millones de años. Además, el C. elegans tiene solo 302 neuronas mientras que nosotros tenemos más de 86 mil millones.

En este sentido, es sorprendente que el sistema de señalización cannabinoide del gusano y el de los humanos sean tan parecidos. En especial porque esta similitud podría ofrecer información sobre cómo funcionan cerebros más complejos como el nuestro ante los cannabinoides.

¿Y para qué querríamos saber eso? Pues si se logra comprender cómo encaja todo, esos datos podrían usarse para crear medicamentos que actuaran sobre nuestro apetito. Esto o bien para impulsar un hambre voraz en personas con problemas alimenticios, o bien para hacer que algunas drogas sean menos “apetitosas”.

Así que los munchies de los gusanos pueden revelar muchos secretos sobre los atracones de comida.

Referencias:

The conserved endocannabinoid anandamide modulates olfactory sensitivity to induce hedonic feeding in C. elegans https://doi.org/10.1016/j.cub.2023.03.013 

Tiny Worms Get the Munchies, Too https://www.smithsonianmag.com/science-nature/even-tiny-worms-get-the-munchies-180982020/

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