Todos hemos escuchado alguna vez la expresión “cerebro congelado”. Cuando alguien dice esto es porque sintió previamente un dolor intenso en su cabeza después de tomar helado o un refresco muy frío.
El brain freeze es inofensivo, y tan breve que no es necesaria ninguna aspirina para contrarrestarlo. Sin embargo, la sensación que produce no es nada placentera: es como si nuestro cerebro se congelara durante un par de segundos para luego volver adolorido. Ahora bien, ¿Por qué sentimos esto?
Contrario a lo que se pueda pensar, el cerebro realmente no se congela al ingerir cosas frías. Son los vasos sanguíneos los que sufren un entumecimiento debido al cambio de temperatura.
Detrás de un cerebro congelado

Cuando ingieres un helado o una bebida fría rápidamente, esta toca tu paladar. Eso provoca una constricción de los vasos sanguíneos de la zona, bastante similar a la que sentimos en otras partes del cuerpo cuando bajan las temperaturas. Entonces, en respuesta al estímulo, se activa un paquete de nervios en la boca que son al frío.
Lo que hacen estos nervios es, básicamente, alertar sobre un cambio en el flujo sanguíneo. Ahora bien, una vez que el cerebro recibe la información sensorial, todo se complica. Este órgano reacciona dilatando sus arterias anteriores y mediales para evitar que descienda la temperatura, en un fenómeno extremadamente doloroso llamado “autorregulación cerebral”.
Es por eso que, un par de segundos después de comer algo frío, sentimos una punzada en la cabeza. Esa sensación fugaz proviene de la contracción y dilatación de los vasos sanguíneos en el cerebro.
“Dicho efecto conocido en inglés como «brain freeze» tiene lugar en nuestro cerebro para protegerlo. Concretamente, para salvaguardarlo de un descenso brusco de las temperaturas. Por ello aparece solo cuando ingerimos helado o refrescos muy rápido”.
Stephanie Vertrees, especialista en migrañas en el Texas A&M College of Medicine
¿Congelamiento selectivo?

El cerebro en sí no puede sentir ni frío ni dolor, ya que carece de nociceptores. Es decir, las fibras nerviosas presentes en la piel, los músculos, las articulaciones y algunos órganos que transmiten señales. Sin embargo, una vez que se activa este paquete de nervios, la sensación pasa de la boca a la cabeza. Es por eso que decimos “brain freeze” y no “mouth freeze”.
No obstante, varios estudios informaron un posible vínculo entre los dolores de cabeza causados por estímulos fríos y la fibrilación auricular paroxística, un tipo de latido cardíaco irregular. Además, se estima que las personas que padecen migrañas regularmente son más propensas al congelamiento dado que ambas condiciones involucran a los nervios del paladar.
Aunque cabe destacar que cualquiera de nosotros puede sufrir un brain freeze si no tenemos cuidado. Para evitar que tanto tu cerebro como tu vasos sanguíneos se congelen, debes comer lentamente.
Un estudio con 145 estudiantes de secundaria demostró que comer media taza de helado en menos de 30 segundos causa congelamiento cerebral. Por el contrario, comer la misma cantidad de helado en más de 30 segundos parece reducir la prevalencia de esta sensación.
Así que, en resumen, la expresión “cerebro congelado” es bastante acertada. Aunque no se produzca un congelamiento real, nosotros lo sentiremos como tal al comer cosas frías del tirón. Con lo cual, si sientes que tu cerebro se congela, te recomendamos esperar un par de segundos antes de darle otro bocado a tu helado.
Referencias:
Cerebral Vascular Blood Flow Changes During ‘Brain Freeze’ https://doi.org/10.1096/fasebj.26.1_supplement.685.4
What is a brain freeze? https://www.livescience.com/health/what-is-a-brain-freeze