El miedo nos pone en alerta y nos impulsa a tomar decisiones extremas. El placer también, pues ocasiona que sintamos una euforia inexplicable. Entonces, ¿cómo es que podemos distinguir estas emociones?
La respuesta está escondida en los lóbulos temporales de nuestro cerebro. Allí se encuentra un masa de células en forma de almendra que nos ayuda a aprender sobre las amenazas y las recompensas. Estamos hablando de la amígdala.
Todavía no hemos llegado a entender por completo cómo funciona esta estructura. Pero los neurocientíficos del Laboratorio Cold Spring Harbor nos han confirmado algo muy importante: las neuronas de la amígdala central (CeA) pueden distinguir los estímulos buenos y malos a través de sonidos.
Sonidos de placer y peligro

Para demostrarlo, Bo Li y sus neurocientíficos sometieron a varios ratones a un experimento para que asociaran sonidos específicos con recompensas o castigos concretos.
Durante el proceso, tomaron imágenes del cerebro de los ratones. Concretamente de estas neuronas CeA que expresan somatostatina (Sst+), una hormona proteica que se ha vinculado con la dopamina y nuestra respuesta de lucha o huida. Al hacerlo, el equipo descubrió que las neuronas no solo respondían de forma diferente a las recompensas y a los castigos, sino también a determinados sonidos.
“Cuando los ratones escuchaban un sonido, salía agua de un pico a su izquierda. Cuando escuchaban un sonido de otra frecuencia, una deliciosa agua azucarada salía a su derecha. Pero si los ratones recibían agua azucarada, sus neuronas se disparaban de forma distinta que si recibían comida o agua mineral”.
Bo Li
Por lo tanto, a estas neuronas en la amígdala les afecta mucho la naturaleza de cada estímulo. Podríamos decir que son como un área sensorial, algo totalmente nuevo para los neurocientíficos.
Mismas neuronas, diferentes estímulos

El equipo también vio que los cerebros de los ratones dispararon más neuronas CeA después de entrenarlos para distinguir estos sonidos. Esto podría significar que las neuronas también desempeñan un rol importante en el aprendizaje, lo cual ayudaría a su vez a desarrollar futuros tratamientos contra la drogadicción.
«Descubrimos que las masas neuronales en la amígdala central son necesarias para el funcionamiento normal de la dopamina y, por lo tanto, son importantes para el aprendizaje de recompensas. Esa es una evidencia directa de cómo las neuronas CeA regulan la función de las neuronas de dopamina».
Bo Li
Investigaciones anteriores ya habían relacionado estas neuronas con la dopamina, sin embargo, no estaba claro su rol en durante casos de euforia o pánico extremo. Ahora, sabemos con certeza que son capaces de regular el neurotransmisor al asociar sonidos específicos con recompensas y castigos concretos.
Por lo tanto, este estudio podría conducir algún día a mejores tratamientos para superar la adicción a los opioides o la metanfetamina. Bien sea con un tratamiento directo en las neuronas CeA o con terapias de sonido.
Referencias:
Plastic and stimulus-specific coding of salient events in the central amygdala https://doi.org/10.1038/s41586-023-05910-2