Sabemos que el canibalismo sexual es común entre las arañas. Las hembras pueden devorar a los machos antes, durante o después de la cópula. Es por eso que sus pequeños pretendientes han desarrollado estrategias defensivas para evitar este desagradable destino, como alejarse a toda velocidad tan pronto como se completa el apareamiento o envolver a su pareja en seda para evitar que ataque.

Pero no todas las hembras merecen el apodo de “asesinas sexuales”. Las arañas tejedoras de embudo (Aterigena liquirica) en realidad buscan una relación a largo plazo con sus parejas sexuales. No pretenden devorarlas una vez realizada la reproducción, por lo que han desarrollado una técnica para verse más inofensivas: la catalepsia.

Durante el apareamiento, estas hembras se hacen las muertas para que los machos estén menos preocupados al acercarse y aparearse. Esto no solo beneficia a los pretendientes, también hace que sea más fácil para ellas escoger a las mejores parejas. 

Un letargo “atractivo”

Araña marrón / Vía Pexels

El apareamiento de las arañas tejedoras de embudo ocurre solo cuando la hembra entra en catalepsia sexual. Es decir, es un estado biológico en el cual yace inmóvil, sin aparentes signos vitales, pero completamente consciente de lo que ocurre a su alrededor. 

No está claro aún si esta técnica es el resultado de un mecanismo de las hembras para elegir pareja o es un mecanismo de los machos para protegerse del canibalismo sexual. Pero se trata de un comportamiento similar a la tanatosis o inmovilidad tónica, que utilizan algunos animales como las zarigüeyas o las lagartijas para fingir su muerte ante los depredadores. Así que es evidente que las hembras son las que provocan dicho estado.

Como explica una nueva investigación en China, las arañas tejedoras señalan su receptividad como pareja acurrucándose y haciéndose las muertas. Por lo tanto, la catalepsia sexual no es una señal de amenaza sino más bien un tipo de cortejo. Eso sí, bastante siniestro. 

Para demostrarlo, los investigadores recolectaron algunas arañas y observaron su actividad reproductiva en varias situaciones en el laboratorio. Todas fueron recolectadas un mes antes de su temporada normal de apareamiento, y se mantuvieron en recipientes individuales hasta “el gran día”.

Muestras de catalepsia sexual 

Así entran las hembras en catalepsia sexual / Créditos: Current Zoology

Cuando llegó su época de reproducción, la única araña hembra recolectada fue puesta en una cámara de observación. Después de construir su telaraña en forma de embudo, el equipo colocó a los machos para que pudieran aparearse como lo harían normalmente en la naturaleza.

Fue entonces cuando notaron que, en nueve de los doce emparejamientos observados, la hembra entró en catalepsia sexual. Básicamente, permanecía inmóvil y doblando las piernas como si estuviera muerta. Estos casos dieron como resultado un apareamiento exitoso. 

En los tres casos restantes, la hembra permaneció alerta por lo que no se produjo el apareamiento. Posiblemente porque decidió que no quería aparearse con esos pretendientes.

Sus resultados sugieren que las hembras tejedoras, si lo desean, pueden permanecer inmóviles y sin responder desde algunos minutos hasta varias horas. Por lo tanto, el macho tiene el tiempo suficiente para mover a la hembra a una posición que le permita insertar sus pedipalpos sin riesgo de ataque.

Este apareamiento puede ser la mayor muestra de cariño que veremos entre artrópodos, o una técnica depurada para encontrar parejas sexuales.

¿Quién dijo que el amor había muerto?

Telaraña / Vía Pexels

Durante el experimento, los investigadores notaron que ninguno de los intentos observados, incluso los fallidos, resultó en canibalismo arácnido. La araña hembra volvía a sus actividades tan pronto como concluía el apareamiento, lo que demuestra que esta especie es una de las pocas que busca relaciones a largo plazo. Incluso podría ser la primera capaz de elegir con quién desea engendrar a sus crías.

«La catalepsia sexual de las hembras puede enviar una señal sexual receptiva a los machos que cortejan. Beneficia tanto a los emisores como a los receptores de la señal».

Jihe Liu, investigadore en la Universidad de Jinggangshan

Esto no quiere decir que las arañas tejedoras sean más inofensivas que el resto de artrópodos. Inicialmente, las hembras siguen siendo potencialmente agresivas al cortejar a los machos. Sin embargo, han desarrollado una técnica para conquistarlos sin ningún esfuerzo: permanecer inmóviles imitando su propia muerte.

Referencias:

Females adopt sexual catalepsy to facilitate mating https://doi.org/10.1093/cz/zoad010

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