Nuestra capacidad para reconocer si dos personas son amigas en un nuevo lugar de trabajo, o en un salón de clases, no es casualidad. Los investigadores de la Universidad de Waterloo descubrieron que tanto niños como adultos utilizan información estadística para determinar los vínculos entre personas. Básicamente, aplican matemáticas para evaluar las amistades a su alrededor.

Sabemos que es crucial en la vida cotidiana poder discernir si otras personas están afiliadas o no. No solo para evitar conflictos de pareja, sino también porque los amigos de nuestros amigos podrían llegar a ser parte de nuestro círculo social. No obstante, esta es la primera vez que se estudia cuán complejos son estos juicios sociales dentro del cerebro.

Los investigadores afirman que a partir de los cinco años empezamos a usar estos “cálculos” sobre señales sociales. Así que, puede que no seamos muy buenos resolviendo ecuaciones, pero somos expertos analizando datos.

Estadísticas en los lazos de amistad

Grupo de amigos / Vía Pexels

Para dar con este hallazgo, se llevaron a cabo cinco encuestas dirigidas a 528 adultos y 135 niños. El objetivo era evaluar el tipo de datos recopilaban los participantes y el uso de esa información estadística cuando veían una relación social. Por eso los investigadores presentaron diagramas de redes sociales que mostraban líneas dibujadas entre dos personajes principales y otras personas del grupo.

A los participantes se les dijo que estas líneas indicaban “amistad”, aunque ninguna de ellas señalaba a los dos personajes principales. Esto era, por supuesto, un engaño para intentar confundirlos. 

Sin embargo, al preguntarles cuál sería la probabilidad de que los dos personajes principales fueran amigos, los investigadores encontraron que tanto niños como adultos pensaban que ellos ya tenían una bonita amistad. 

«Nos sorprendió ver que los niños pudieran inferir la conexión social. No les dijimos a los niños que contaran o pensaran en la cantidad de conexiones mutuas, pero los niños pudieron usar información estadística compleja para aprender sobre las relaciones de forma espontánea».

Ori Friedman, profesor de psicología en la Universidad de Waterloo

Más que una casualidad 

Estudiante haciendo una fórmula matemática / Vía Pexels

Los investigadores planean basarse en estos hallazgos y explorar si estas inferencias también se generalizan a otras redes no sociales. Pero todo parece indicar que, cuando un adulto se une a un nuevo lugar de trabajo, o un niño se une a un nuevo salón de clases, estos juicios les ayudan a evaluar amistades.

“Investigaciones anteriores han demostrado que los niños y los adultos infieren las conexiones sociales cuando las personas tienen similitudes entre sí, pero nuestra investigación es la primera en probar cómo las personas predicen las conexiones sociales utilizando solo información estadística”.

Ori Friedman

Por ejemplo, cuando un personaje tenía muchas conexiones mutuas con alguien con una red social más pequeña, los participantes vieron esto como más significativo que tener muchas conexiones mutuas con alguien con una red social más grande.

Además, este patrón se encontró en niños de hasta cinco años. Esto significa que la capacidad de considerar las conexiones sociales surge temprano en el desarrollo, incluso antes de que se aprendan matemáticas complejas como la estadística. 

Por lo tanto, los seres humanos esencialmente dependemos de las matemáticas para vivir en comunidad y crear nuestras primeras amistades.

Referencias: 

The social network: How people infer relationships from mutual connections https://dx.doi.org/10.1037/xge0001330

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