Los investigadores del Cluster of Excellence in Aging Research de la Universidad de Colonia han llevado a cabo un estudio en el que han descubierto que la exposición al frío puede activar un mecanismo de limpieza celular que descompone los agregados de proteínas dañinas responsables de diversas enfermedades asociadas con el envejecimiento, como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y la enfermedad de Huntington.

El estudio, publicado en Nature Aging, utilizó un organismo modelo no vertebrado, el nematodo Caenorhabditis elegans. Además, usaron células humanas cultivadas que portaban los genes de ambas enfermedades neurodegenerativas. Los científicos exploraron el impacto del frío en la actividad de los proteosomas, un mecanismo celular que elimina las proteínas dañadas de las células. De ese modo descubrieron que el activador del proteasoma PA28γ/PSME3 mitigó los déficits causados por el envejecimiento tanto en el nematodo como en las células humanas. En ambos casos, fue posible activar la actividad del proteosoma a través de una disminución moderada de la temperatura.

Reducción de temperatura corporal aumenta eliminación de proteínas dañinas

El envejecimiento es un factor de riesgo importante para varias enfermedades neurodegenerativas asociadas con la agregación de proteínas. Como por ejemplo la enfermedad de Alzheimer, la de Parkinson, la de Huntington y la ELA. El hallazgo clave del estudio es que la actividad del proteasoma también puede aumentar mediante la sobreexpresión genética del activador. Ello significa que las proteínas que causan enfermedades pueden eliminarse incluso a la temperatura corporal normal de 37 grados centígrados.

Se sabe desde hace tiempo que una reducción moderada de la temperatura corporal puede tener efectos muy positivos en la longevidad de animales de sangre fría como gusanos, moscas o peces. Sin embargo, el mismo fenómeno también se aplica a los mamíferos. Estos mantienen la temperatura de su cuerpo dentro de un rango estrecho sin importar cuán frío o cálido sea su entorno. Por ejemplo, el nematodo vive mucho más tiempo si se mueve de la temperatura estándar de 20 grados centígrados a una temperatura más fría de 15 grados centígrados. Además, en los ratones, una ligera disminución de la temperatura corporal de solo 0,5 grados extiende significativamente su vida útil.

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Vía iStock.

Impacto del frío en la prevención de enfermedades neurodegenerativas

El artículo también menciona una posible correlación entre la temperatura corporal y la vida útil en humanos. Aunque la temperatura normal del cuerpo humano está entre 36,5 y 37 grados centígrados, se sabe que la temperatura del cuerpo humano fluctúa ligeramente durante el día e incluso alcanza los 36 grados durante el sueño. Además, un estudio previo encontró una disminución constante de la temperatura corporal de 0,03 grados centígrados por década desde la Revolución Industrial. Estos datos sugieren un posible vínculo con el aumento de la esperanza de vida humana.

Por lo tanto, este estudio ofrece una nueva perspectiva sobre el impacto del frío en la prevención y el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la agregación de proteínas. Además, sugiere que una reducción moderada de la temperatura corporal puede tener efectos positivos en la longevidad de los organismos, lo que podría tener implicaciones importantes en la investigación sobre el envejecimiento y la esperanza de vida humana.

Referencias:

Cold temperature extends longevity and prevents disease-related protein aggregation through PA28γ-induced proteasomes: https://doi.org/10.1038/s43587-023-00383-4

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