Obras maestras de Leonardo da Vinci, como la Mona Lisa o la Dama del Armiño, aún exhiben colores intensos y cautivadores. Es casi como si las hubieran pintado hace solo un par de años. Y podemos decir lo mismo del Nacimiento de Venus, la pieza más famosa de Sandro Botticelli. Pero, ¿por qué? ¿Cuál era su secreto?

Científicos y restauradores han estado dándole vueltas al tema durante mucho tiempo, y su último estudio arroja luz sobre el conocimiento técnico de los viejos maestros. 

Resulta que, hace 500 años, los pintores europeos más hábiles añadieron un ingrediente comestible a sus colores al óleo: la yema de un huevo. Esta proteína hizo que las pinturas resistieran no solo la humedad, sino también las arrugas y las manchas amarillas que se formaban sobre los lienzos. En definitiva, ayudó a preservar la frescura de estas obras durante siglos.

Por lo tanto, los artistas más ilustres del Renacimiento sí tenían un secreto que iba más allá de la estética.

Yemas y aceite, una mezcla artística

Lamentación sobre Cristo muerto, Botticelli 1306 / Créditos: Nature

La pintura al óleo crea colores más intensos que otras pinturas tradicionales con pigmento, lo que permite transiciones de color muy suaves. Además se seca lentamente, por lo que se puede usar durante varios días después de su preparación. Sin embargo, tiene un problema y es que, al ser aceite, es más susceptible al oscurecimiento. 

Tal vez por eso es que los antiguos maestros agregaron yema de huevo, un ingrediente familiar que apareció por primera vez en el siglo VII. Aunque no se sabe a ciencia cierta, ya que esta es solo una teoría.

En el estudio, los investigadores recrearon el proceso de elaboración de una pintura al óleo con el ingrediente comestible. Utilizaron yema de huevo, agua destilada, aceite de linaza y pigmento para mezclar dos colores importantes e históricamente populares en las obras renacentistas: el blanco de plomo y el azul ultramar.

Al hacerlo, descubrieron que las reacciones químicas entre el aceite, el pigmento y la yema afectaban directamente el comportamiento y la viscosidad de la pintura. El pigmento blanco de plomo, que es bastante sensible a la humedad, se volvió mucho más resistente y fácil de aplicar. Y el azul ultramar, más caro que el oro en esa época, se hizo visible y brillante debido a la mezcla. 

En otras palabras, esta combinación ayudaba a evitar que la pintura se degradara.

Detrás de las grandes pinturas 

Arrugas en la Madona de la Encarnación, de Da Vinci / Créditos: Nature

Los investigadores observaron varias obras famosas durante el estudio. Una de ellas fue la Lamentación sobre Cristo muerto, de Botticelli. La obra fue mayoritariamente realizada al temple, pero algunas partes mostraban pinceladas que son típicas en las pinturas al óleo y, allí, había proteínas.

Aunque también hallaron pinturas sin este ingrediente secreto, como una de las primeras obras de Leonardo da Vinci, la Madona de la Encarnación. La pieza mostraba arrugas evidentes en el rostro de María y el niño, lugares en donde el óleo comienza a secarse desde la superficie. Por lo tanto, estas arrugas fueron hechas únicamente con el pigmento.

“Es bastante sorprendente porque tienes la misma cantidad de pigmento en tu pintura, pero la presencia de la yema de huevo lo cambia todo”.

Ophélie Ranquet, investigadora en el Instituto de Tecnología de Karlsruhe en Alemania 

Los expertos creen que esta pieza de Da Vinci fue creada en un momento en el que todavía podría estar intentando dominar la pintura al óleo, por lo que no conocía el “secreto de los grandes maestros”.

Una receta que lo cambia todo

Pintando un huevo / Vía Pexels

La práctica de añadir yema de huevo a la pintura de óleo fue usada por muchos pintores célebres, no solo los grandes maestros del Renacimiento italiano. Se cree que Albrecht Durer, Johannes Vermeer y Rembrandt también empezaron a incluir este comestible en el siglo XVII. 

Sin embargo, hay muy pocas fuentes escritas sobre esto, y casi ningún trabajo científico que detalle si esta inclusión fue accidental o deliberada. En este sentido, este es el primer análisis que confirma que los residuos de proteínas previamente detectados en las obras maestras se usaron a modo de antioxidante. 

«Nuestros resultados muestran que incluso con una cantidad muy pequeña de yema de huevo, se puede lograr un cambio sorprendente de propiedades en la pintura al óleo, lo que demuestra cómo podría haber sido beneficioso para los artistas». Ophélie Ranquet

Ophélie Ranquet

Este nuevo conocimiento no solo amplía nuestra comprensión sobre la historia del arte y cómo los grandes pintores llegaron a convertirse en referentes, también puede ayudarnos a mejorar los métodos de preservación de las obras de arte. 

Sin duda alguna, con el huevo sobre óleo, los artistas nos dieron la oportunidad de admirar sus obras maestras por siglos. 

Referencias: 

A holistic view on the role of egg yolk in Old Masters’ oil paints  https://doi.org/10.1038/s41467-023-36859-5

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