En octubre de 2017, cuando los telescopios captaron la imagen del primer objeto conocido que visitó la Tierra, el Oumuamua, un astrónomo estaba convencido de que se trataba de un extraterrestre. De allí su peculiar nombre, que significa «el primer mensajero distante» en hawaiano.

No era un objeto normal. Más bien parecía una gran aguja de 400 metros de largo y tan solo 40 metros de ancho. Además, tenía una trayectoria caótica y su brillo cambiaba de manera abrupta.

A ojos de cualquier espectador, esta podría ser una nave espacial o algún artefacto de una civilización interestelar. Pero, en un artículo reciente, los investigadores de la Universidad de Cornell desmintieron esas ideas alienígenas que habían disparado la imaginación de los astrónomos. 

Parece ser que el Oumuamua era realmente un cometa de hidrógeno, que sufrió una mala desgasificación de camino a nuestro Sistema Solar. 

Una hipótesis sencilla para un cometa extraño

En la ciencia, es importante no sacar conclusiones precipitadas. El Oumuamua ciertamente no se parecía a ninguno de los cometas que normalmente vemos en fotografías. Principalmente porque carecía tanto de una cola como del halo borroso, conocido como coma, que se crea al entrar en contacto con el calor del Sol. Sin embargo, no siempre tuvo esa forma tan peculiar.

De acuerdo con los investigadores, el Oumuamua se separó de su planeta natal hace unos 500 millones de años, lo cual explica la velocidad que alcanzó. Si hubiera viajado por el espacio durante más de mil millones de años, la velocidad hubiera sido mucho mayor.

Para ese momento, tenía la forma de un disco de vinilo. No obstante, poco a poco se fue estrechando hasta perder el 95% de su masa original.

El equipo trabajó con cuatro meses de datos aparentemente contradictorios para tratar de darles sentido. Así fue como llegaron a la conclusión de que, dondequiera que haya venido Oumuamua, comenzó como un objeto parecido a un cometa rico en agua.

Por lo tanto, nunca fue una nave extraterrestre ni nada parecido. 

Iceberg de hidrógeno y otras teorías

Moléculas atrapadas / Vía Pixabay

Hasta ahora, se han propuesto muchas explicaciones para justificar la naturaleza del Oumuamua y su extraña trayectoria. Una de las más difundidas, sugiere que el objeto interestelar debía ser una mezcla de polvo, rocas y hielo, por lo tanto, no seguía ninguna trayectoria de camino a nuestro Sistema Solar. 

Sin embargo, los investigadores calcularon las probabilidades de todos los factores y aseguran que iba por el camino correcto de su viaje interestelar. Al menos por el camino que suelen transitar los cometas y asteroides. 

No obstante, debió ser atacado por rayos cósmicos penetrantes que convirtieron parte de su agua en gas hidrógeno atrapado. De esta manera, cuando Oumuamua se acercó al Sol, el calor liberó el hidrógeno atrapado, lo que condujo al objeto a una trayectoria inesperada. La misma que vieron los astrónomos de Hawaii durante tres días consecutivos, antes de que el Oumuamua desapareciera.

De extraterrestre a cometa

Nave extraterrestre / Vía Pexels

Parece que los extraterrestres siguen sin dar señales de vida en el espacio profundo.

“Cuando se trata de ideas que involucran vida alienígena, hay que ser muy precisos con las pruebas. Nunca sabremos con certeza el origen del Oumuamua, perdimos nuestra oportunidad. Pero por ahora, creo que aquí tenemos una convincente explicación no extraterrestre».

Jennifer Bergner, experta en astroquímica de la Universidad de California

Los astrónomos siempre han estado buscando objetos similares a cometas que ingresen al Sistema Solar, pero nunca antes habían observado uno. Oumuamua podría ser el primer caso registrado, aunque no lo supiéramos a tiempo. 

En la actualidad, este “visitante lejano” se encuentra de camino a la constelación de Pegaso, a una velocidad constante de 91.800 km por hora. Por lo tanto, es imposible seguirle la pista. 

Aunque eso ha detenido la curiosidad de los astrónomos. En los próximos años, muchos cometas podrían ser detectados por el Sondeo del Legado del Espacio y el Tiempo del Observatorio Rubin en Chile, que se espera que comience su proyecto de imágenes en 2025. Si dichos cometas muestran signos de liberar hidrógeno atrapado, o carecen también de colas y comas, eso podría ayudar a confirmar esta teoría científica.

Referencias:

Acceleration of 1I/’Oumuamua from radiolytically produced H2 in H2O ice https://dx.doi.org/10.1038/s41586-022-05687-w

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