Hace poco hablamos de la historia del Stonehenge, quién lo construyó, y las posibles razones detrás de su creación. Sin embargo, el propósito del monumento nunca ha estado del todo claro.

Se le han atribuido varios significados y funciones a lo largo de los años. La teoría más popular sugiere que era un gigantesco dispositivo calendárico. En esencia, porque tiene una alineación astronómica precisa con el sol, que se usaba antiguamente para calcular los días del año. Y además, porque es idéntico al calendario alejandrino que se introdujo más de dos milenios después, a finales del siglo I a.C.

No obstante, la idea de que el Stonehenge alguna vez fue usado como un calendario es un mito moderno. Dos expertos en arqueoastronomía revisitaron esta teoría recientemente, y concluyeron que se basa en una serie de interpretaciones forzadas de las conexiones astronómicas del monumento.

Por lo tanto, el uso que le daban a este megalito en la Edad de Piedra sigue siendo un misterio.

¿Un calendario sin fundamento?

Rocas del Stonehenge / Vía Pexels

En su trabajo, publicado en la revista Archaeology Journal Antiquity, los autores desmienten su utilidad con tres argumentos.  

Primero mencionan la alineación astronómica. Aunque es bastante precisa, las sociedades neolíticas no podrían haberlo usado para calcular el solsticio de verano o el de invierno. El lento movimiento del sol en los días cercanos a los solsticios hace que sea difícil distinguir posiciones tan precisas en las rocas como unos pocos minutos de arco, es decir, menos de 1/10 grados. Si el Stonehenge hubiera sido creado para medir la alineación solsticial del eje, como afirman, no tendría este problema. Por lo tanto, no parece seguir el ciclo solar. 

Además, está la numerología. Para justificar su función como “calendario”, la teoría popular sugiere que cada piedra representa un número particular de días. Estos se obtienen multiplicando por 12 los 30 dinteles de sarsen (las piedras más grandes) presentes en el proyecto original, y añadiendo a 360 el número de los trilitos, que son cinco. Sin embargo, atribuir significados numéricos a un monumento es arriesgado. 

En este caso, un número clave del supuesto calendario, el 12, no se reconoce en ninguna parte según comentan los expertos. Por no mencionar que el día epagomenal adicional que se agrega cada cuatro años también se ignora. Así que la numerología en Stonehenge es discutible: no parece un calendario basado en 365 días divididos en 12 meses.

Como habían estimado los 365 días del año en el Stonehenge / Créditos: Ecoavant

Por último, hay un problema con los parangones culturales. Se supone que el primer calendario de 365 días con un año bisiesto está documentado en Egipto, dos milenios más tarde que Stonehenge. Esto es una gran incoherencia, pues significa que los constructores del megalito inventaron por su cuenta un dispositivo para controlar el tiempo, ya que no existía nada como eso en el antiguo Egipto.

La verdad sobre el Stonehenge

En definitiva, tanto los argumentos como los experimentos paralelos demuestran que el supuesto calendario neolítico, Stonehenge, en realidad es solo una edificación de piedra. No tiene bases arqueoastronómicas y calendáricas.

“La idea del calendario megalítico siguió lo que llamamos el “efecto de selección”, un procedimiento en el que sólo se extraen de los registros materiales los elementos favorables a una interpretación deseada”.

Juan Antonio Belmonte, experto en arqueoastronomía y uno de los autores del estudio 
Stonehenge en su máximo esplendor / Vía Pexels

Esta no es la primera vez que ocurre algo así. La arqueología muchas veces se basa en la interpretación, ya que la mayoría de los hallazgos están incompletos o erosionados por el paso del tiempo. 

Dicho de otra forma, los errores son bastante comunes. 

Sin embargo, ahora que se ha desmentido este mito popular, están apareciendo nuevamente preguntas sobre el Stonehenge. Tales como, ¿por qué se construyó en esa zona? ¿Cuál es su propósito y para qué lo usaban?

El monumento volvió a ser un simple paisaje sagrado, por lo que no sabemos si fue erigido para ser un templo o solo un fascinante megalito. Pero quizás algún día conozcamos su secreto.  

Referencias:

Archaeoastronomy and the alleged ‘Stonehenge calendar’ https://dx.doi.org/10.15184/aqy.2023.33

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