La ciudad de Chernóbil siempre será recordada por el desastre nuclear del 26 de abril de 1986. Esa noche, hace 37 años, un reactor defectuoso obligó a cientos de miles de personas a mudarse del área circundante, que todavía hoy es una «zona de exclusión» desierta.

Sin embargo, los geólogos han logrado sacar algo bueno de esta catástrofe radioactiva: pequeños circones que podrían cambiar nuestra comprensión de cómo se formó la Tierra hace 4,543 miles de millones de años. 

Estos cristales, más o menos transparentes, fueron resultado de la reacción en cadena que se produjo dentro del reactor número 4 de la planta. Por lo tanto, son piezas únicas para los geólogos ya que tienen “historia”.

Chernóbil, una sopa fundida de conocimiento

Circón en Chernóbil / Créditos: Minsocam.org

Los circones de rocas naturales también tienen historias, pero son tan largas y enrevesadas que es difícil desenredarlas. Es por eso que todavía no sabemos la edad en la que se formaron las primeras rocas, ni qué proceso geológico las formó. 

Sin embargo, eso no ocurre con las circonitas (ZrSiO₄) en Chernóbil.

Dichos cristales, del ancho de un cabello humano, se formaron con el zirconio, silicio y oxígeno que estaban presentes en la planta. Allí, las barras de combustible de uranio estaban hechas de óxido de uranio enriquecido, revestidas de aleación de circonio. Y el reactor tenía corium, un material similar a la lava que alcanzó los 2600 ℃ y se abrió paso a través de metros de hormigón, rico en silicio. 

Hasta ahora, los geólogos habían asumido que las circonitas se creaban por contacto con el agua. Sin embargo, el derretimiento de Chernóbil contenía muy poca o ninguna agua. Así que las «texturas de reequilibrio» que observaron en el circón fueron creadas únicamente por las altas temperaturas.

Análisis del circón / Créditos: minsocam.org

“Estudiar las secuelas de los incidentes nucleares es un tipo de trabajo de detective llamado análisis forense nuclear”.

Denis Fougerouse, autor del estudio

Además, los circones de Chernobyl también le enseñaron a los geólogos que estos cristales no son tan resistentes como pensaban. Pueden separarse con el tiempo y la fricción.

De un desastre al pasado de la Tierra

A los científicos les encanta el circón, ya que estudiarlo puede revelar la edad en la que se formaron rocas complejas como las que constituyen nuestro planeta. Es justamente por eso que consideran que los circones en Chernóbil esconden información importante sobre la Tierra. 

Sin embargo, no han revelado nada al respecto todavía. Principalmente porque se requiere de instrumentación extremadamente compleja para medir la composición de cada uno de los cristales. 

Solo sabemos que los circones en Chernóbil tienen características muy particulares: son delgados y resistentes a las duras condiciones geológicas. 

Chernóbil / Vía Pexels

Hasta ahora, las fusiones de reactores de plantas de energía nuclear han ocurrido solo tres veces en la historia: en Chernobyl, en Three Mile Island en 1979 y en Fukushima Daiichi en 2011. Por lo tanto, es difícil saber si estas cualidades son naturales o tienen algo que ver con la radiación.

No obstante, este es el primer paso para entender el pasado de nuestro planeta. Así que podemos empezar a pensar en Chernóbil como algo más que una ciudad abandonada y peligrosa: en ella hay cristales únicos que vale la pena estudiar. 

Referencias: 

Melt-mediated re-equilibration of zircon produced during meltdown of the Chernobyl reactor https://dx.doi.org/10.2138/am-2022-8824

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