Todos sabemos que la meditación es buena para el cerebro, pues estimula la inteligencia, concentración y creatividad al mismo tiempo. Básicamente, todo lo que los seres humanos han intentado potenciar durante siglos. Sin embargo, ¿alguna vez te has preguntado cómo? 

Cuando meditamos, el cerebro cambia las señales neuroquímicas que envía a las neuronas así como la concentración de algunos neurotransmisores importantes. Entre ellos, la dopamina (la hormona del placer), la serotonina (la hormona de la felicidad) y el GABA (el neurotransmisor de la calma). 

Los investigadores de la Universidad de Stanford han analizado cómo la meditación impulsa nuestro cerebro a hacer estos ajustes, y esto es lo que descubrieron. 

¿Qué sucede en el cerebro cuando meditas? 

Cerebro y mujer descansando / Vía Pexels

Las investigaciones muestran que el simple acto de meditar, incluso durante 10 minutos al día, puede reducir significativamente la activación de regiones en tu cerebro que hacen que la mente divague. Entonces, cuando meditamos, nuestra concentración aumenta. 

Algunas de las regiones afectadas durante la meditación son la corteza prefrontal, la ínsula anterior derecha y el hipocampo derecho del cerebro. Es decir, aquellas que están relacionadas con el control del estrés y la memoria, que son aspectos esenciales al momento de concentrarnos.

Cuando estamos ansiosos, nuestros sentidos se bloquean lo que dificulta nuestra capacidad de procesar información. Lo mismo ocurre cuando nuestra memoria empieza a fallar, y acabamos olvidando información importante. 

En este sentido, la meditación actúa como un neuroestimulante: entrena nuestra mente para estar un poco más presente de lo usual y no pensar cosas extrañas. 

“No es como un gran giro en el cerebro. Más bien son cambios generales en los neurotransmisores que controlan nuestros sentidos y reflejan una dirección más positiva, relajada e incluso satisfecha”.

Hanneke den Ouden, neurocientífica cognitiva en la Universidad de Radboud

Cambios con la atención plena 

Mujer meditando en la playa / Vía Pexels

Entonces, meditar literalmente está cambiando el tipo de patrones predeterminados en el cerebro.

Normalmente, cada uno de nuestros miles de millones de neuronas puede enviar de cinco a 50 señales neuroquímicas por segundo. Esto es lo que permite que nuestro cerebro se comunique rápidamente con nuestro cuerpo. Sin embargo, cuando esos impulsos eléctricos se aceleran, aparece el estrés y la adrenalina. 

La única forma de frenar estos sentimientos negativos es reduciendo la velocidad de los impulsos eléctricos con actividades relajantes. Al cambiar las ondas cerebrales de alerta máxima a ondas más lentas y relajadas, fomentamos sentimientos positivos como la calma, la concentración profunda y la concentración.

Esa es la segunda cosa que la meditación hace por nuestro cerebro. Así que, en definitiva, se producen dos grandes cambios en nuestro cerebro cuando meditamos. 

  • Uno ocurre en las regiones que controlan nuestros pensamientos: el hipocampo, la corteza prefrontal y la ínsula. Esas redes se vuelven menos activas en las personas que practican la meditación a diario.  
  • Y el otro sucede en todas las neuronas en general, debido al cambio de impulsos y a la aparición de otros neurotransmisores como la dopamina o la serotonina. 

Entonces, la meditación podría ayudarnos a tener una mejor atención en el trabajo, más paciencia con los miembros de la familia o una mayor capacidad para estar presente cuando pasamos tiempo con amigos.

“Puedes aprender a tocar el piano, y eso es maravilloso. Estar más en sintonía con nosotros mismos en última instancia puede tener un efecto edificante en los demás”.

Matt Dixon, investigador de psicología de Stanford

Meditar: ¿bueno o malo?

Mujer con caja en la cabeza / Vía Pexels

Ahora bien, aunque estos cambios pueden considerarse positivos porque potencian nuestra concentración en general, no necesariamente cambian la forma en que manejamos los problemas. 

La meditación no puede ayudarnos a acabar con una enfermedad como el Trastorno de Atención e Hiperactividad (TDAH), ni tampoco puede hacernos abandonar los pensamientos depresivos y ansiosos. Es solo una herramienta para volver a concentrarnos cuando la mente comienza a divagar. 

Así que, si ves la meditación como una habilidad en la que puedes mejorar tangiblemente, eso te ayudará. El cerebro cambia cuando meditas, así es como se cultiva tu concentración, pero no puede cambiar tu mente o tu personalidad. 

Referencias:

What Happens When You Meditate https://stanfordmag.org/contents/what-happens-when-you-meditate

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