Un estudio reciente realizado por el Dr. Shuai Yuan del Instituto Karolinska en Estocolmo, Suecia, ha descubierto que existe una relación entre la duración del sueño y la enfermedad arterial periférica (EAP). La EAP es una enfermedad en la que las arterias de las piernas se obstruyen. Esto restringe el flujo sanguíneo y aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular y ataque cardíaco.

El estudio se realizó en dos partes. En la primera parte, los investigadores analizaron las asociaciones entre la duración del sueño y las siestas diurnas con el riesgo de EAP. En la segunda parte, los investigadores utilizaron datos genéticos para realizar ensayos controlados aleatorios naturales, llamados aleatorización mendeliana, para examinar la causalidad de las asociaciones.

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Importancia del sueño en la prevención de enfermedades cardiovasculares

Los análisis de observación están limitados por la causalidad inversa, lo que significa que si se encuentra una asociación entre los hábitos de sueño y la EAP, no podemos estar seguros de si los hábitos de sueño causaron la EAP o si la EAP causó los hábitos de sueño. La aleatorización mendeliana es un método sólido para evaluar la causalidad y proporciona más certeza sobre los resultados.

La evidencia más sólida fue para el sueño breve, donde la relación con la EAP fue en ambos sentidos. En un análisis observacional de 53.416 adultos, dormir menos de cinco horas por noche se asoció con un riesgo de casi el doble de EAP en comparación con siete u ocho horas. Este hallazgo fue respaldado por análisis adicionales en 156.582 y 452.028 personas. En los estudios causales, el sueño breve se asoció con un mayor riesgo de EAP y, además, la EAP se asoció con una mayor probabilidad de sueño breve.

Con respecto al sueño prolongado, dormir ocho horas o más por noche se vinculó con un 24 % más de riesgo de EAP en comparación con siete u ocho horas. Este hallazgo fue respaldado por análisis en dos poblaciones más grandes de 156.582 y 452.028 individuos. Sin embargo, no se encontraron relaciones causales entre el sueño prolongado y la EAP. Se informaron resultados similares para las siestas, donde las siestas diurnas tenían un 32 % más de riesgo de EAP en comparación con quienes no dormían la siesta. Pero no se encontraron vínculos causales.

Los cambios en el estilo de vida que ayudan a las personas a dormir más, como la actividad física, pueden reducir el riesgo de desarrollar EAP. Para los pacientes con EAP, optimizar el manejo del dolor podría permitirles tener una buena noche de sueño.

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Presta atención a la calidad de tu sueño

Cabe destacar que este estudio aporta información valiosa para la prevención y el tratamiento de la EAP. Pero aún se necesita más investigación para entender mejor cómo el sueño afecta a esta enfermedad y cómo se puede prevenirla de manera efectiva. Es fundamental que las personas presten atención a la duración y calidad de su sueño para mantener su salud y prevenir enfermedades cardiovasculares. En este sentido, es recomendable establecer una rutina de sueño correcta. Es decir, creando un ambiente propicio para dormir y evitar factores que interrumpan el sueño. Como por ejemplo el consumo de cafeína o el uso excesivo de dispositivos electrónicos antes de dormir.

Si tienes preocupaciones sobre la calidad de tu sueño o estás experimentando síntomas de EAP, es importante que consultes a un profesional de la salud para recibir una evaluación y tratamiento adecuados.

Referencias:

Sleep duration, daytime napping, and risk of peripheral artery disease: multinational cohort and Mendelian randomization studies: https://doi.org/10.1093/ehjopen/oead008

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