La meningitis es una enfermedad que consiste en la inflamación de las cubiertas del cerebro o meninges, y puede tener distintos orígenes, siendo las infecciosas las más frecuentes. Según el doctor Pablo Irimia, especialista en Neurología de Clínica Universidad de Navarra, en los últimos años ha disminuido el número de casos de meningitis gracias al uso precoz de antibióticos y al aumento de vacunas frente a gérmenes como el meningococo y neumococo, que son los que más frecuentemente causan meningitis bacteriana.
Es importante estar atentos a los principales síntomas de la meningitis, que incluyen cefalea, fiebre elevada, vómitos, dolor cervical, rigidez de nuca y otros signos meníngeos. Estos síntomas progresan rápidamente hacia la aparición de disminución del nivel de conciencia y hacia otra sintomatología neurológica. En los niños muy pequeños pueden haber manifestaciones como la disminución del nivel de conciencia o un llanto constante.

La meningitis: una amenaza real que no debemos subestimar
La meningitis puede representar un riesgo debido a que los microorganismos afectan el sistema nervioso central y se multiplican de manera acelerada, lo que subraya la importancia de un tratamiento temprano para prevenir la aparición de complicaciones en los pacientes.
En el caso de la meningitis bacteriana no tratada se asocia a una elevada mortalidad. Mientras que las meningitis virales suelen tener un muy buen pronóstico y en su mayoría se resuelven espontáneamente sin necesidad de tratamiento. Al respecto, afirma Irimia:
Los gérmenes atacan el sistema nervioso central y se reproducen de forma muy rápida, por lo que debe ser tratada. El inicio del tratamiento tiene que ser muy precoz para evitar que los pacientes desarrollen secuelas.

Diagnóstico y tratamiento
El tratamiento de la meningitis depende de la causa, y en el caso de las meningitis bacterianas, se requiere el uso de antibióticos. En las virales, habitualmente no se utilizan antivirales, salvo en algunas causas concretas de meningitis por virus muy concretos. Si la meningitis tiene un origen inflamatorio o tumoral, debe tratarse la enfermedad de base.
El diagnóstico de las meningitis se realiza mediante el estudio del líquido cefalorraquídeo, y para ello es imprescindible realizar una punción lumbar, además de estudiar los cambios en el líquido cefalorraquídeo y la presencia de gérmenes.
Es frecuente que cuando una persona desarrolla una meningitis, quienes han estado en contacto con ella sospechan de que pueden desarrollar la misma enfermedad. Sin embargo, el especialista recuerda que la causa más frecuente de meningitis bacteriana es el neumococo, que no produce brotes de enfermedad,. Por lo tanto, los contactos cercanos al paciente que ha sufrido la meningitis no necesitan tomar ningún tratamiento antibiótico de forma preventiva.
En conclusión, la meningitis es una enfermedad potencialmente grave que puede tener diferentes orígenes. Es importante estar atentos a los síntomas y acudir al médico de forma precoz si se presentan, para poder iniciar el tratamiento adecuado lo antes posible y evitar posibles secuelas o complicaciones. Además, es crucial recordar que no todos los contactos cercanos al paciente que ha sufrido la meningitis necesitan tomar tratamiento antibiótico de forma preventiva.
Referencias:
¿Por qué las meningitis pueden ser tan peligrosas? ¿Qué debemos tener en cuenta?: https://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-meningitis-pueden-ser-tan-peligrosas-debemos-tener-cuenta-20230311090350.html