El tiempo es una dimensión fundamental del universo y nuestra experiencia personal, y aunque no lo notemos, nuestro cerebro está continuamente sincronizando nuestra percepción del tiempo con los latidos de nuestro corazón. Así lo ha demostrado un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cornell, quienes han identificado cómo las fluctuaciones naturales de la frecuencia cardíaca influyen en nuestra percepción temporal.

Los investigadores reclutaron a 45 estudiantes universitarios para participar en el estudio, todos ellos sin antecedentes de enfermedad cardíaca y con una agudeza auditiva normal. Utilizaron electrocardiografía (ECG) para monitorear la actividad cardíaca a una resolución de milisegundos, y vincularon el ECG a una computadora que reproduciría tonos breves activados por los latidos del corazón del sujeto. Luego de escuchar un tono, los sujetos debían informar si pensaban que duraba más o menos que otros tonos.

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El corazón y la sincronización de nuestra percepción del tiempo

Los resultados del estudio mostraron que los sujetos percibían que los tonos eran más largos cuando los tonos estaban precedidos por un latido cardíaco más corto, e informaron que los tonos eran más cortos cuando los tonos seguían a un latido cardíaco más largo. Esto demuestra que la duración de un latido cardíaco es un factor clave en nuestra percepción del tiempo.

El autor principal del estudio, Adam K. Anderson, profesor de psicología en la Universidad de Cornell, destaca que la percepción del tiempo es una dimensión clave para nuestra experiencia personal. Además afirma que el corazón juega un papel importante en su sincronización y fluctuación. «El latido del corazón es un ritmo que usa nuestro cerebro para darnos una idea del paso del tiempo», explica Anderson. «Y eso no es lineal, se contrae y se expande constantemente», concluye.

Aunque puede parecer preocupante perder la noción del tiempo, los investigadores señalan que las arrugas temporales identificadas en este estudio podrían tener beneficios de adaptación para el cerebro. El corazón parece ayudar al cerebro a trabajar de manera más eficiente con recursos limitados. Es decir, influyendo en cómo experimentamos el paso del tiempo en las escalas más pequeñas y en períodos de tiempo demasiado breves para pensamientos o sentimientos conscientes.

En investigaciones anteriores, se ha demostrado que los pensamientos y las emociones también pueden distorsionar nuestro sentido del tiempo. Es decir, hacen que algunos momentos parezcan expandirse o contraerse. Un ejemplo de esto es el estudio del año pasado realizado por Anderson y sus colegas. En este estudio se encontró que los viajes en tren de realidad virtual parecían durar más para los pasajeros cuando los trenes simulados estaban más llenos.

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Aún queda mucho por investigar

En general, el estudio muestra cómo la percepción del tiempo es una dimensión central de nuestra experiencia del yo. Y también cómo el corazón juega un papel clave en ayudarnos a llevar la cuenta del tiempo. Estas arrugas temporales pueden ser adaptativas y ayudar al cerebro a trabajar de manera más eficiente con recursos limitados. Ello influye en cómo experimentamos el paso del tiempo en las escalas más pequeñas y en períodos de tiempo demasiado breves para pensamientos o sentimientos conscientes.

Si bien estos hallazgos son interesantes, es importante destacar que el estudio se realizó con un grupo pequeño de estudiantes universitarios. También se enfocó en la percepción de intervalos de tiempo relativamente cortos. Por lo tanto, se necesitan más investigaciones para comprender cómo la fluctuación de la frecuencia cardíaca influye en nuestra percepción del tiempo a lo largo del día y en diferentes situaciones.

Referencias:

Wrinkles in subsecond time perception are synchronized to the heart: https://doi.org/10.1111/psyp.14270

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