La influenza o gripe es una enfermedad viral común que puede afectar gravemente la salud y el bienestar de una persona, haciéndola sentir cansada, con pérdida de apetito y sed. Sin embargo, aunque es una enfermedad conocida, no se sabía con certeza cómo el cerebro detectaba la presencia de la infección en el cuerpo. Un reciente estudio publicado en la revista Nature ha encontrado neuronas en ratones que notifican al cerebro sobre una infección de gripe, provocando una disminución en el movimiento, el hambre y la sed.
Los científicos creían que las moléculas mensajeras del sitio de la infección se movían a través del torrente sanguíneo hacia el cerebro, difundiéndose en él para activar directamente las regiones que iniciaban el programa de comportamiento de enfermedad. Sin embargo, los autores del estudio han demostrado que un receptor de prostaglandinas específico, llamado EP3, es responsable de generar conductas de enfermedad. Estos receptores se encuentran en las neuronas de todo el cuerpo, incluido el cerebro.

¿Cómo respondemos a la gripe?
Para probar su función, los investigadores eliminaron los receptores EP3 del cerebro en ratones e infectaron a los animales con el virus de la gripe. Los ratones aún cambiaron su comportamiento, lo que indica que el cerebro no recibe envíos de infección de las prostaglandinas transmitidas por la sangre. En cambio, los autores encontraron que los agentes clave son una población específica de neuronas que contienen EP3 ubicadas en el cuello del ratón.
Estas neuronas tienen ramas que se extienden desde el equivalente de ratón de las amígdalas hasta el tronco encefálico. El área de las amígdalas «sirve como interfaz entre el aire exterior y lo que pasa por las vías respiratorias», dice uno de los autores del estudio, Na-Ryum Bin, neurobiólogo también de Harvard. El área es rica en células inmunes que producen prostaglandinas cuando se encuentran con patógenos.
Los resultados cuentan una narrativa de la enfermedad. Es decir, los virus de la gripe ingresan a las vías respiratorias e infectan las células de la garganta. Esto desencadena la producción de prostaglandinas, y estas neuronas que antes no se apreciaban responden. La alerta de infección luego viaja a lo largo de las ramas de las neuronas en «una carretera dedicada al cerebro», dice Ishmail Abdus-Saboor, biólogo sensorial de la Universidad de Columbia.
Las vías neuronales hacen algo que las señales transmitidas por la sangre no pueden hacer: le dan al cerebro información sobre exactamente dónde está ocurriendo la infección. Los autores señalan que muchos otros tipos de neuronas tienen receptores para las prostaglandinas y otras señales relacionadas con el sistema inmunitario. Sugieren que podrían existir otras vías dedicadas, incluidas aquellas para detectar infecciones intestinales que desencadenan náuseas.

Impliciones del hallazgo
Este estudio es importante porque ofrece una nueva perspectiva sobre cómo el cerebro detecta la presencia de infecciones y cómo puede desencadenar comportamientos de enfermedad. Además, puede tener implicaciones en el desarrollo de tratamientos para enfermedades infecciosas. Si los científicos pueden entender mejor cómo estas neuronas detectan las infecciones, podrían diseñar terapias que intervengan en este proceso para reducir los síntomas de la enfermedad.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que este estudio se realizó en ratones y aún se necesita investigar si los hallazgos se aplican a los seres humanos. Sin embargo, estos resultados proporcionan una base sólida para futuras investigaciones sobre cómo el cerebro detecta y responde a las infecciones.
Referencias:
An airway-to-brain sensory pathway mediates influenza-induced sickness: https://doi.org/10.1038/s41586-023-05796-0