La sincronización es un fenómeno que ocurre en múltiples ámbitos de nuestra vida, desde la música hasta las relaciones sociales. En el último tiempo, se ha investigado mucho sobre cómo funciona esta sincronía y cómo influye en la manera en que interactuamos con otros. Un estudio reciente de Dartmouth, publicado en Scientific Reports, se enfoca en cómo el ritmo y la atención compartida están relacionados a nivel individual y general.

La investigación se llevó a cabo a través de dos estudios diferentes. En el primero, los participantes debían escuchar una serie de tonos y detectar cuál era más suave que los demás, mientras se monitoreaba la dilatación de sus pupilas.

Vía Freepik.

La sincronía pupilar: una nueva forma de medir la conexión entre dos personas

El objetivo del estudio era ver si la forma en que las pupilas se dilataban y contraían de manera sincronizada con el ritmo podía predecir la atención compartida entre dos personas. Se encontró que cada individuo tiene una tendencia específica en cuanto a la cantidad de entrenamiento que necesitan para sincronizarse con un ritmo extraño. Algunas personas se sincronizaban con mayor fuerza, mientras que otras lo hacían con menor fuerza. Además, se encontró que la fuerza de la sincronización en un día predecía la fuerza de la sincronización al día siguiente.

En el segundo estudio, se pidió a los participantes que escucharan cuatro historias emocionales mientras se monitoreaba la dilatación de sus pupilas. Se registró la dilatación de las pupilas de los narradores al leer las historias. Se calculó la sincronía pupilar entre el narrador y el oyente y se comparó con la fuerza con la que el oyente se sincronizaba con el ritmo de la tarea extraña. Los resultados indicaron que cuanto más se entrenaba alguien al ritmo de la tarea, más probable era que sincronizara sus pupilas con las del narrador. Esto sugiere que la sincronía pupilar es una forma de medir la atención compartida entre dos personas, incluso cuando no están viéndose.

Los autores del estudio señalan que estas dos formas de sincronía pueden estar relacionadas y pueden tener implicaciones importantes en nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, esta simple medida de ser capaz de seguir un ritmo podría tener implicaciones clínicas para el autismo y otros trastornos. Estos no solo tienen que ver con tener dificultades con la interacción social, sino también con el tiempo. También abre nuevas preguntas sobre por qué algunas personas son más sincronizadoras que otras. O si los músicos son más propensos a sincronizarse con los demás.

Vía Freepik.

Mejorar la interacción social

La investigación sobre la sincronía pupilar se suma a otros estudios que han demostrado cómo diferentes aspectos de nuestra interacción social están relacionados entre sí. Por ejemplo, un estudio anterior del mismo equipo de investigación encontró que hacer y romper el contacto visual está relacionado con las fluctuaciones de la sincronía pupilar entre los compañeros de conversación. Esto hace que la conversación sea más atractiva. Otros estudios han encontrado que la sincronía de los movimientos corporales, el ritmo del habla y la sincronía cerebral son todos factores importantes en nuestra interacción social y pueden influir en la manera en que nos conectamos con los demás.

En resumen, este estudio sobre la sincronía pupilar demuestra que la capacidad de seguir un ritmo puede predecir la sincronización con otra mente y la atención compartida. Los hallazgos tienen implicaciones importantes en diversos campos, incluyendo la psicología clínica y la educación. Se espera que la investigación futura en este campo siga arrojando luz sobre la forma en que las personas se sincronizan entre sí y cómo se puede utilizar esta información para mejorar la interacción social y el aprendizaje.

Referencias:

Synchrony to a beat predicts synchrony with other minds: https://doi.org/10.1038/s41598-023-29776-6

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *