Las emociones son una parte integral de la vida humana, y durante siglos los científicos han estado interesados en saber de dónde vienen exactamente. El debate ha sido acalorado durante los últimos 150 años, pero un estudio reciente publicado en Nature proporciona una nueva perspectiva sobre este tema.
Los investigadores utilizaron un marcapasos no quirúrgico para aumentar la frecuencia cardíaca de los ratones y midieron su comportamiento relacionado con la ansiedad en un ambiente de riesgo. Descubrieron que el aumento de la frecuencia cardíaca del ratón no fue suficiente para causar ansiedad, pero sí la desencadenó en un ambiente de riesgo en el que los ratones podían esperar sentirse ansiosos. Estos hallazgos están de acuerdo con la «teoría de dos factores» de la emoción y la evidencia de los estudios humanos. La teoría establece que los cambios físicos juegan un papel en la experiencia emocional, pero el contexto también es importante.

¿De dónde vienen las emociones?
La ínsula, una parte del cerebro asociada con la percepción e interpretación de señales corporales, también juega un papel en la emoción. En los humanos, la ínsula está asociada con un proceso llamado interocepción, nuestra percepción de las señales que provienen del interior de nuestro cuerpo. Muchas teorías sugieren que la interocepción puede jugar un papel en la emoción, particularmente en la ansiedad. La evidencia sugiere que las personas ansiosas pueden prestar más atención a sus señales corporales. Si un individuo interpreta sus señales corporales como positivas, negativas o neutrales, también puede ser clave. Por lo tanto, su enfoque puede estar determinado tanto por la genética como por las experiencias de la vida.
La precisión interoceptiva ha sido de interés para muchos investigadores. Originalmente se pensó que una mejor precisión interoceptiva causaría más ansiedad. En varios estudios, se pidió a los participantes que contaran los latidos de su corazón. Para determinar si eran precisos, su conteo se comparó con el número real de latidos del corazón. Si bien se pensó que un mayor conocimiento de la frecuencia cardíaca podría desencadenar sentimientos de pánico, la evidencia de esto no es clara. En un estudio grande no se encontró una relación clara entre la ansiedad y dicha precisión.
Por lo tanto, es más probable que otros aspectos de la interocepción sean más relevantes para la ansiedad. Si bien los cambios en el cuerpo, como un aumento del ritmo cardíaco o un cambio en la temperatura corporal, contribuyen a la experiencia emocional, las diferencias individuales en la «precisión interoceptiva» también pueden ser un factor. En última instancia, los aspectos genéticos y las experiencias de la vida pueden influir en cómo un individuo percibe sus señales corporales y cómo las interpreta.

Conclusión
En conclusión, la emoción es una experiencia compleja que se ve influida tanto por los cambios físicos en el cuerpo como por el contexto en el que se producen. La teoría de dos factores de la emoción sugiere que ambos factores son importantes para la experiencia emocional. La ínsula, una parte del cerebro asociada con la percepción e interpretación de señales corporales, también juega un papel en la emoción, particularmente en la ansiedad. La precisión interoceptiva, o la capacidad de un individuo para percibir sus señales corporales, puede ser un factor en la ansiedad, aunque la evidencia no es clara. En última instancia, la experiencia emocional es única para cada individuo y se ve influenciada por una combinación de factores genéticos, ambientales y de experiencias de vida.
Referencias:
Cardiogenic control of affective behavioural state: https://doi.org/10.1038/s41586-023-05748-8