Todos hemos visto alguna vez esta imagen que por un lado es un jarrón y por otro dos caras mirándose frente a frente. Esta es una de las ilusiones ópticas más famosas de la psicología de Gestalt, y casi todos podemos ver ambas figuras enfrentadas al poner un poco de atención.
Pero para los niños con autismo este tipo de imágenes no se perciben de la misma forma. Incluso si les decimos que allí hay un jarrón y dos caras, es posible que nunca lleguen a ver ambas.
El TEA o trastorno del espectro autista afecta la forma en la que el cerebro procesa algunos estímulos complejos, como las imágenes superpuestas o el lenguaje corporal. Así que, a través de este simple método es fácil diagnosticar dicho problema en el neurodesarrollo.
Pero, ¿por qué las ilusiones ópticas no existen para los autistas? Los investigadores están estudiando el proceso que nos permite ver estos juegos visuales. Pero parece que el problema está en la retroalimentación de sus cerebros.
Desde los ojos del autista
La forma en que nuestro cerebro une las piezas de un objeto o escena visual es importante para ayudarnos a interactuar con nuestro entorno. Cuando vemos un objeto o una imagen, el cerebro usa nuestra experiencia contextual para abordar la ambigüedad y completar la información faltante. Ese es el secreto de las ilusiones ópticas: si no podemos identificar lo que hay en la imagen, no veremos nada.
De acuerdo con los expertos, los niños con autismo ven solo los detalles de los objetos, lo que hace que pierdan la perspectiva global de la imagen. Es por eso que no pueden distinguir las ilusiones ópticas.

Por ejemplo, en esta imagen donde nosotros vemos claramente la cara de Michael Jackson, una persona con autismo probablemente vería solo puntos claros y oscuros.
“Siempre hay más en la imagen o tal vez incluso una imagen diferente a considerar por completo. Por lo general, el cerebro nos prepara para anticipar las entradas sensoriales, pero los niños con trastorno del espectro autista pueden estar viendo estas ilusiones de manera diferente”.
Emily Knight, profesora en la Universidad de Rochester
Identificando el autismo con ilusiones ópticas
Para demostrarlo, los investigadores de la Universidad de Rochester trabajaron con 60 niños de siete a 17 años, con y sin autismo. Utilizaron varias ilusiones ópticas, entre ellas, imágenes con forma de Pac-Man que creaban la ilusión en el espacio vacío.
Mientras los niños veían las ilusiones, el equipo analizaba sus cerebros con electroencefalografías (EEG), una técnica de neuroimagen no invasiva para registrar la actividad neuronal. Fue entonces cuando descubrieron que los niños con autismo no procesaban automáticamente las formas como los niños sin autismo. En pocas palabras, algo anda mal en las vías de procesamiento y retroalimentación en sus cerebros.

“Esto nos dice que es posible que estos niños no sean capaces de predecir y completar la información visual faltante de la misma manera que sus compañeros. A diferencia del desarrollo típico, los cerebros con autismo no parecen notar el movimiento cuando se les dice que se concentren en el color. Los niños tuvieron que prestar atención específica para que sus cerebros lo procesaran bien.”.
Emily Knight
Aunque no está claro cómo esto puede relacionarse con los comportamientos sensoriales atípicos que vemos en algunos niños autistas, es evidente que ellos ven el mundo de una forma muy diferente.
Referencias:
Severely attenuated visual feedback processing in children on the autism spectrum https://dx.doi.org/10.1523/JNEUROSCI.1192-22.2023
Attentional influences on neural processing of biological motion in typically developing children and those on the autism spectrum https://dx.doi.org/10.1186/s13229-022-00512-7