La natación al aire libre es una actividad que se ha vuelto muy popular en los últimos tiempos. Nadar en un entorno natural es una forma agradable de disfrutar del sol, el aire fresco y el entorno frondoso, al mismo tiempo que se queman calorías y se fortalecen los músculos. Sin embargo, también hay peligros asociados con la natación al aire libre, como corrientes, mareas y bacterias.

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¿Qué tan seguro es nadar en aguas exteriores?

A diferencia de las piscinas, que están cuidadosamente controladas, las aguas exteriores pueden ser peligrosas debido a que su composición cambia constantemente. Esto permite la filtración de productos químicos, defecación de animales y vertido de aguas residuales humanas. Además, no siempre hay señales que adviertan sobre estos peligros y la presencia de agentes tóxicos no siempre es evidente. Por lo tanto, es mejor confiar en su instinto y no entrar en aguas que no parecen seguras. También existen peligros naturales, como las floraciones de algas verdeazuladas, que pueden liberar toxinas y causar erupciones cutáneas, irritación ocular, malestar gastrointestinal, fiebre y dolor muscular y articular.

La natación en aguas abiertas puede llevar a enfermedades como la diarrea, la cual es comúnmente causada por la contaminación de aguas residuales que pueden contener bacterias y virus como E. coli y Norovirus. La Leptospira, una bacteria patógena que causa la leptospirosis, puede ser transportada por ratas que viven en alcantarillas cercanas a ríos o canales de agua dulce y se transmite si se ingiere tierra o agua contaminada con orina de animales infectados. Los síntomas de la leptospirosis pueden incluir daño hepático y renal y pueden ser fatales si no se tratan. Nadar en el mar también puede aumentar el riesgo de infecciones en los oídos, la nariz, la garganta y el sistema gastrointestinal. Es importante lavarse después de nadar en aguas abiertas y antes de comer.

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¿Cuál es la opción más segura?

Entonces, ¿dónde es más seguro nadar? Si bien las piscinas tienen sus propios riesgos, como infecciones del tracto urinario y chinches, las aguas exteriores pueden contener productos químicos tóxicos y bacterias. Es importante confiar en su instinto si el agua no se ve o huele bien, y evitar nadar en agua que esté contaminada.

Aunque pueda haber personas que orinen o defequen en una piscina, seguirá siendo más seguro nadar allí que en aguas abiertas. Además, el nadar en aguas abiertas también tiene otros riesgos, como las picaduras de medusas y el agua fría.

En comparación, las piscinas son más seguras ya que están desinfectadas con cloro y mantienen un pH adecuado, lo que disminuye la presencia de microbios que causan enfermedades. También hay menos posibilidades de lesiones y ahogamientos en una piscina con la presencia de socorristas y equipo de seguridad capacitado.

Por lo tanto, es posible que una piscina al aire libre bien gestionada pueda ofrecer la combinación perfecta de natación recreativa en un ambiente higiénico y soleado.

En conclusión, mientras que la natación al aire libre puede proporcionar una experiencia agradable, es importante estar consciente de los peligros y tomar medidas para evitar los riesgos. En última instancia, la decisión de dónde nadar dependerá de la evaluación individual de los riesgos y beneficios. Si se opta por nadar en aguas exteriores, es importante tomar medidas de precaución para minimizar los riesgos de enfermedades.

Referencias:

Swimming pools v wild swimming – a germs expert on which is worse: https://theconversation.com/swimming-pools-v-wild-swimming-a-germs-expert-on-which-is-worse-199166

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