El tacto es un sentido que los filósofos y artistas han utilizado a lo largo de los siglos para definir lo que significa ser humano. Desde la necesidad visceral de contacto piel con piel hasta el simple gesto de dar la mano, el tacto tiene el poder de expresar o desencadenar innumerables sentimientos, a menudo transmitiendo matices que las palabras no pueden expresar adecuadamente. Sin embargo, en un mundo cada vez más digital donde la vida está mediada por una pantalla, ¿estamos en peligro de perder una parte significativa de lo que nos hace humanos?

Aristóteles creía que el sentido del tacto es lo que separa a los animales de las plantas, y su complejidad en los humanos es lo que nos distingue de otras criaturas. El tacto es fundamental para nuestra supervivencia: una gota hirviendo indica que el agua está demasiado caliente; un borde afilado nos advierte que nos alejemos de un objeto peligroso. Durante el Renacimiento, la representación de Miguel Ángel de la creación de Adán en el techo de la Capilla Sixtina muestra a Dios extendiendo la mano para tocar el dedo extendido de Adán, el contacto significa el origen de la humanidad misma.

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El valor del tacto en nuestra experiencia humana

En la actualidad, los pediatras reconocen ampliamente que el contacto piel con piel entre los bebés y sus padres es de vital importancia en términos de vínculo y desarrollo, aunque todavía es un concepto relativamente nuevo para algunas culturas europeas y norteamericanas. Los experimentos con animales demostraron que el cuidado de los bebés implica más que simplemente alimentarlos para mantenerlos con vida. En los estudios, a los monos bebés se les dio a elegir entre dos simulaciones maternas, ambas hechas de alambre. Una simulación de leche dispensada. El otro no, pero estaba cubierto con un paño suave. Los monos bebés preferían la figura suave, a pesar de que no proporcionaba comida. Este estudio y otros hicieron que los psicólogos cambiaran de rumbo y enfatizaran la importancia del tacto y la comodidad en el desarrollo infantil.

Sin embargo, la cercanía física está disminuyendo entre los adultos. La soledad se ha convertido en un tema de interés periodístico en los últimos años. Tal es así que algunos expertos clasifican la tendencia como una epidemia de salud. La necesidad de contacto humano es un hecho, y es por eso que la pandemia de COVID-19 ha sido particularmente difícil para muchas personas. La frase «hambre de piel» se destacó como particularmente conmovedora, ya que expresa nuestra necesidad visceral de contacto piel con piel.

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La necesidad del contacto físico en un mundo digital

El tacto es esencialmente una función física, y comprender cómo y por qué sentimos dolor es un área de especialización para algunos investigadores. Pero, en la actualidad, es fundamental encontrar formas de incorporar el tacto en nuestra vida cotidiana. El abrazo es una forma poderosa de contacto físico. De hecho, la ciencia ha demostrado que los abrazos reducen los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y aumentan los niveles de oxitocina, la hormona del amor y la felicidad. También se ha demostrado que el contacto físico mejora la salud mental y física, reduce la depresión y la ansiedad, mejora la autoestima y aumenta la empatía.

Las personas pueden aumentar el contacto físico de manera positiva a través de actividades como el yoga, que fomenta una conciencia positiva y una relación con el cuerpo propio. También han aparecido grupos en línea para personas interesadas en reunirse para abrazarse y tocarse platónicamente. Además, existen algunos abrazadores profesionales brindan consuelo o contacto no sexual.

Referencias:

The power of touch: The sense reminds us of our countless connections to the world, and our own humanity: https://medicalxpress.com/news/2023-02-power-countless-world-humanity.html

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