A veces, sin saber muy bien por qué, pensamos en la película que vimos la semana pasada o en algo que nos dijo un buen amigo hace algunos años. En lugar de contemplar las nubes en silencio, a través de la ventana, somos invadidos por esos pensamientos inesperados que no tienen nada que ver con lo que está pasando. Pero, ¿por qué ocurre esto?

Nosotros realmente nunca decidimos qué pensar y cuándo hacerlo, pero detrás de todo esto hay un patrón común: la red de modo predeterminado. 

Aunque cueste creerlo, el cerebro no deja ningún pensamiento al azar. Este órgano elige cuidadosamente lo que vamos a soñar despiertos, usando el “modo predeterminado”. Es decir, un grupo interconectado de estructuras neuronales que se activan cuando las personas parecen no estar haciendo nada.

El origen de nuestros pensamientos

Mujer pensando frente a la ventana / Vía Pxhere

La red de modo predeterminado, o red neuronal por defecto (RND), fue descubierta por el neurólogo Marcus Raichle a principios de la década de 2000. No sabemos en donde se encuentra, pero se activa cuando estamos en un estado relajado y no nos enfocamos en una tarea u objetivo. Como por ejemplo, cuando estamos sentados en un avión, mirando por la ventana, cuando nos quedamos atrapados en medio del tráfico o cuando pensamos en nosotros mismos, recordando o imaginando eventos futuros. 

Una vez que esta red se activa, las otras conexiones en el cerebro se vuelven menos activas, como la red de control ejecutivo, la atención, la memoria de trabajo y la toma de decisiones. De allí viene el nombre de “predeterminado”, ya que nuestra mente parece estar en automático. 

Esto es lo que permite que el cerebro divague y aparezcan algunos pensamientos espontáneamente. 

Unos recuerdos por encima de otros

Ahora bien, ¿por qué pensamos en una película cuando miramos el cielo o el techo de nuestra habitación? Es más probable que algunos pensamientos aparezcan con más frecuencia que otros, si se trata de una información reciente, muy emotiva, muy detallada, o que repetimos con frecuencia.

Adolescente pensando en redes sociales / Vía Pixabay

Todo lo que capta nuestra atención, pasa a formar parte de la gran lista de pensamientos que nuestro cerebro reproduce durante el día, y por una buena razón. Después de todo, este tipo de información probablemente fue fundamental para relacionarnos con nuestro entorno físico y social en ese momento.

Puede que el recuerdo de esa película en sí no haya sido importante, pero las lecciones de vida que nos dejó sí. Y esto aplica para cualquier pensamiento. 

Se cree que el cerebro almacena recuerdos de una manera asociativa y reconstructiva. En lugar de reproducirlos en orden cronológico, suele almacenar los detalles de un evento en varios espacios de la memoria para recuperarlos con facilidad. Es por eso que cualquier estímulo externo puede detonar un pensamiento espontáneo, desde un olor hasta un sonido o una imagen. 

Pensamos en “modo predeterminado”

Marcus Raichle no encontró otra red neuronal en el cerebro, en realidad descubrió el origen de nuestros pensamientos: por qué recordamos ciertas cosas y otras no, y cuándo aparecen estos recuerdos.

Como podemos ver, gran parte de nuestro procesamiento cognitivo ocurre sin conciencia. El cerebro trata de manera inconsciente con toda la información sensorial que llega cuando “no estamos haciendo nada”, dando a lugar a pensamientos que están relacionados a esos estímulos aunque no lo parezca.

En otras palabras, el cerebro está constantemente procesando información y haciendo conexiones entre diferentes piezas de conocimiento. Así que es normal soñar despiertos con cosas que no tienen sentido. 

Activando las ideas / Vía Pixabay

“La naturaleza espontánea de los pensamientos y recuerdos generados a través de la red de modo predeterminado es lo que respalda la imaginación y la creatividad. Es por eso que podríamos tener un «¡Ajá!» en la ducha y proponer una solución creativa a un problema con el que nos hemos quedado atrapados”.

Marcus Raichle

Sin embargo, los pensamientos espontáneos no siempre son buenos. Como son recuerdos intrusivos, que a menudo son vívidos y detallados, están cargados de emociones que pueden afectar nuestro estado de ánimo. 

Por ejemplo, si en lugar de recordar una comedia pensamos en una película de terror durante un vuelo, puede que el viaje sea una pesadilla. Es por eso que muchas personas con traumas infantiles o depresión posparto acuden a terapias cognitivas conductuales (TCC) para intentar bloquear este “modo predeterminado” en el cerebro. 

Sin embargo, para todos nosotros, vale la pena recordar ciertas cosas aunque sean espontáneas. Al permitirnos a nosotros mismos y a nuestro cerebro descansar, podemos generar pensamientos creativos y soluciones a los problemas. 

La red de modo predeterminado, que decide qué pensamos y cuándo lo hacemos, es la mejor forma de distraernos cuando estamos aburridos, viendo por la ventana o intentando dormir. Después de todo, sin ella no podríamos soñar despiertos.

Referencias:

A default mode of brain function https://doi.org/10.1073/pnas.98.2.676 

How your brain decides what to think https://theconversation.com/how-your-brain-decides-what-to-think-198109

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