A medida que envejecemos, el riesgo de sufrir demencia se incrementa. En nuestras arterias se van acumulando depósitos de grasa y toxinas que pueden afectar la memoria, el aprendizaje y otros procesos cognitivos.
Es imposible saber con exactitud cuándo se empiezan a formar tales depósitos en el cerebro. Pero, aunque no podamos predecir su aparición, sí podemos evitar el deterioro cognitivo que generan con el tiempo. Solo hay que incorporar un par de hábitos a nuestra rutina para mantener un cerebro saludable durante toda la vida.
Si tienes algún familiar con demencia, o simplemente sientes que estás olvidando algunas cosas importantes, ten en cuenta lo siguiente.
Revisa constantemente tu presión arterial

Para tener una mente saludable, la presión sistólica no debería superar los 130 mm Hg. La hipertensión daña la red vascular y puede ocasionar ictus o accidentes cerebrovasculares.
En este sentido, una de las mejores prácticas para evitar la aparición de la demencia es reducir la presión arterial alta. De hecho, varios estudios han demostrado que un mejor control de la presión arterial durante la mediana edad (a partir de los 40 años) no solo disminuye el riesgo de deterioro cognitivo, sino que también previene un ataque cardíaco.
Así que, revisar y controlar la presión arterial cada día debería ser una norma para aquellos que tengan riesgo de demencia.
Usa audífonos solo cuando sea necesario
Al igual que ocurre con el corazón, nuestros oídos están conectados al cerebro. Por lo tanto, cualquier ruido que escuchemos impacta en la corteza cerebral.
Si es leve, no tendremos ningún problema, pero si es muy fuerte, puede causar pérdida auditiva o algo aún peor. Por insólito que parezca, la pérdida auditiva está vinculada a un mayor riesgo de demencia en la vejez, por lo que debemos cuidar nuestros oídos.
En la medida de lo posible, evitar usar audífonos o aparatos para aumentar nuestro rango de audición.
Alejarse de los gases contaminantes

Esto es imposible si vivimos en grandes ciudades, pero es importante mencionarlo. Las partículas pequeñas, emitidas por los automóviles y las fábricas, aceleran el deterioro cognitivo y la demencia. Esto debido a que promueven la acumulación de beta amiloide en el cerebro.
Pero el aire puro reduce el riesgo de demencia, así que lo ideal sería alejarnos de estos gases contaminantes para mantener la mente activa.
Jugar rompecabezas o videojuegos
Y hablando de mentes activas, es importante entrenar habilidades cognitivas como la memoria para prevenir la demencia.
El trabajo, las actividades escolares y los juegos mentales estimulan a nuestro cerebro casi de la misma forma que lo hace el ejercicio físico. Por lo tanto, deberíamos incluir desafíos diarios en nuestra rutina, como leer, jugar o estudiar algún idioma.
Mantenerse comprometido cognitivamente también puede significar tomar una clase en una universidad local o socializar con amigos y familiares. En definitiva, cualquier cosa que nos haga pensar y actuar en respuesta.
Dormir más cada día

El sueño es la mejor medicina para el cerebro, ya que es en esta etapa en la que nuestra mente elimina toxinas e información innecesaria. Si no dormimos lo suficiente, todo esto se acumula provocando daños en la memoria.
De hecho, se ha demostrado que trastornos del sueño como la apnea del sueño pueden estar relacionados con un mayor riesgo de desarrollar demencia. Así que, lo ideal sería dormir entre 7 y 8 horas cada día, incluso un poco más en el caso de los jóvenes.
Cuida tu salud mental
Aunque no lo creas, la depresión puede impulsar la aparición de una demencia prematura. Incluso hay personas que sufren episodios de memoria borrosa después de un ataque de pánico.
Nuestro cerebro y nuestra mente son uno solo, por lo que debemos cuidarlos en conjunto para evitar enfermedades neurodegenerativas.
¿Cómo? Pues llevando a cabo actividades sociales y pasatiempos que ayuden a prevenir la depresión, o al menos el estrés.
Hacer ejercicio o seguir una dieta

Y para terminar, un clásico en todas las recomendaciones científicas. Una dieta de frutas, verduras y grasas saludables puede mitigar el riesgo de obesidad, hipertensión y diabetes, que se sabe que contribuyen a la demencia en la vejez.
Además, son muchos los estudios que afirman que el ejercicio físico rejuvenece nuestro cerebro y nos ayuda a mejorar nuestra memoria. Principalmente porque la actividad físico diaria reduce el deterioro de las neuronas y mejora las conexiones sinápticas.
Así que, aunque suene repetitivo, comer bien y tener una rutina de ejercicio regular puede ser útil al momento de prevenir la demencia.
Para prevenir el deterioro cognitivo debemos cambiar un par de hábitos.
Referencias:
The Relationship between Education and Dementia An Updated Systematic Review https://doi.org/10.1097%2FWAD.0b013e318211c83c
Association between a history of clinical depression and dementia, and the role of sociodemographic factors: population-based cohort study https://doi.org/10.1192/bjp.2021.217