Si creciste viendo Tom y Jerry o películas como Ratatouille, probablemente pienses que los ratones aman el queso. Pero, en realidad, estos animales prefieren comer cosas más dulces, como frutas, granos de cereales o chocolate. El queso es uno de los alimentos más desagradables que puede encontrar un ratón. Y mientras más olorosa sea la pieza, menos probable será que acaben comiéndosela.
Así que, en pocas palabras, todo lo que sabemos sobre la dieta de los ratones es una gran mentira.
Con esto no queremos romper la fantasía de los dibujos animados, solo pretendemos evitar que las familias gasten kilos de queso en trampas para ratones que no están interesados en el Cheddar, el Roquefort o el Parmesano.
¿Los ratones odian el queso?

No exactamente. Es probable que un ratón doméstico hambriento devore un trozo de queso que quedó en la mesa de la cocina, pero no darían su vida por un gruyere con olor a nuez.
La dieta de los ratones, tanto domésticos como salvajes, se basa en el consumo de carbohidratos y semillas. Por lo tanto, suelen comer manzanas o plátanos, verduras deshidratadas como la zanahoria o semillas de girasol, alpiste, calabaza, maíz o arroz.
El queso es un producto rico en grasas, por lo que no es el alimento que más atrae a estos roedores. Lo pueden comer y, de hecho, lo comen cuando no hay otra cosa disponible. Pero nunca sería su primera opción.
¿Por qué? Esencialmente por tres razones:
El queso no es un alimento común en el entorno del ratón. Aunque muchas especies estén acostumbradas a vivir en ciudades, el queso no es un alimento que encontrarían a diario. Es más probable que consigan basura o insectos, por lo que suelen preferir estas opciones seguras.
Además, el olor del queso es muy fuerte para el olfato de los ratones. Los roedores tienen narices muy pequeñas, pero extremadamente sensibles. Por lo tanto, prefieren los productos con aromas dulces o sutiles. En comparación con el chocolate, el queso emite un aroma muy marcado que puede producir arcadas en el ratón.
Y para finalizar, los ratones no están diseñados para comer queso. Algunas especies, más allá del ratón doméstico, pueden sufrir problemas intestinales después de comer productos lácteos.
En definitiva, los ratones tienen sus motivos para preferir los dulces antes que el queso. De hecho, son amantes de la mantequilla de maní.
¿Por qué pensamos que los ratones aman el queso?

Al igual que ocurre con los gatos y la leche, o los conejos y las zanahorias, el mito de los ratones amantes del queso proviene de la cultura pop. Incluso nos atreveríamos a decir que esta idea se remonta un par de siglos atrás, cuando los roedores empezaron a poblar las ciudades.
Una teoría en Internet sugiere que una familia alguna vez mantuvo su queso en estantes abiertos, a diferencia de otros alimentos almacenados en frascos o colgados del techo. Así que, un buen día encontraron a un ratón comiendo queso debido a que era lo único disponible.
Incluso existe una carta romana, del siglo I d.C que parecía dar por sentado que a los ratones les encanta el queso. Esto es lo que decía la carta:
«‘Ratón es una sílaba. Ahora un ratón come su queso; por lo tanto, una sílaba come queso».
Filósofo romano, Lucius Annaeus Seneca
Estas referencias sirvieron de inspiración para los creadores de dibujos animados infantiles. Después de todo, tenían que darle a sus personajes roedores un rasgo que los diferenciara del resto, y ¿qué mejor que un amor absurdo por el queso?
Desde los pasillos de la antigua Roma hasta las salas de juegos infantiles, hemos construido poco a poco esta relación amorosa entre el ratón y el queso. Pero, en la vida real, el queso es una de sus comidas menos favoritas del ratón.
Referencias:
Seneca’s Epistles Volume I https://www.stoics.com/seneca_epistles_book_1.html
Do mice really like cheese? https://www.livescience.com/do-mice-really-like-cheese