El sueño humano y su relación con las estaciones del año ha sido tema de investigación para los científicos durante décadas. Si bien los estudios en los que las personas evalúan su propio sueño han sugerido un aumento de la duración del sueño durante el invierno, es difícil determinar cómo afectan exactamente las estaciones al sueño.
Un equipo de científicos dirigido por Aileen Seidler de la Universidad Médica Charité de Berlín, publicó un estudio en la revista Frontiers in Neuroscience en el que demostraron que incluso en una población urbana que experimenta trastornos del sueño, los humanos experimentan un sueño REM más prolongado en invierno que en verano. Mientras que en otoño tienen un sueño menos profundo.

¿El sueño cambia con las estaciones?
Los científicos reclutaron a 292 pacientes que se habían sometido a estudios del sueño llamados polisomnografías en el Hospital St Hedwig. Estos estudios se realizan con regularidad en pacientes que experimentan dificultades relacionadas con el sueño. En esto utilizan un laboratorio especial en el que se pide a los pacientes que duerman de forma natural, sin despertador. De esa manera se puede controlar la calidad y el tipo de sueño, así como su duración. Una vez realizadas las exclusiones, quedaron 188 pacientes. La mayoría de sus diagnósticos no mostraban ningún patrón estacional, pero el insomnio se diagnosticaba con más frecuencia hacia finales de año.
Aunque los pacientes vivían en un entorno urbano con escasa exposición a la luz natural y alta contaminación lumínica, lo que debería afectar a cualquier estacionalidad regulada por la luz, los científicos descubrieron cambios sutiles pero llamativos a lo largo de las estaciones. Aunque el tiempo total de sueño parecía ser aproximadamente una hora más largo en invierno que en verano, este resultado no fue estadísticamente significativo. Sin embargo, el sueño REM era 30 minutos más largo en invierno que en verano.
El sueño REM es más prolongado en invierno
El sueño REM está directamente relacionado con el reloj circadiano, que se ve afectado por los cambios de luz. El equipo reconoció que estos resultados tendrían que validarse en una población que no experimente dificultades para dormir. Ellos creen que los cambios estacionales podrían ser aún mayores en una población sana.
El doctor Dieter Kunz, autor correspondiente del estudio, afirma que la estacionalidad es omnipresente en cualquier ser vivo de este planeta. Aunque no cambiemos nuestro rendimiento, durante el invierno la fisiología humana se regula a la baja, con una sensación de ‘correr en vacío’ en febrero o marzo. En general, las sociedades necesitan ajustar los hábitos de sueño, incluida la duración y el horario, a la estación, o ajustar los horarios escolares y laborales a las necesidades estacionales de sueño.

Conclusiones
Este estudio sugiere que incluso en una población urbana que experimenta trastornos del sueño, el sueño humano está influenciado por las estaciones del año, con un sueño REM más prolongado en invierno y un sueño menos profundo en otoño. Aunque se necesitan más investigaciones para validar estos hallazgos en una población más amplia y diversa, el estudio plantea la posibilidad de que los seres humanos deban adaptar sus hábitos de sueño a las necesidades estacionales, o que los horarios escolares y laborales deberían ajustarse para permitir que las personas respondan más eficazmente a los cambios estacionales. En cualquier caso, irse a dormir más temprano en invierno podría ser beneficioso para acomodar la estacionalidad del sueño.
Referencias:
Seasonality of human sleep: Polysomnographic data of a neuropsychiatric sleep clinic: https://doi.org/10.3389/fnins.2023.1105233