Las comidas precocidas se han vuelto muy populares este año. Casi todas las familias consumen semanalmente una pizza, una lasaña o un pollo asado que solo necesita calentarse en el microondas un par de minutos.
Estamos acostumbrados a ver padres con apretados horarios laborales y muy pocas habilidades culinarias pedir precocidos en lugar de preparar una comida casera. Pero, curiosamente, existen personas que comen estos alimentos solo porque piensan que así reducirán la huella de carbono del planeta. Es decir, la cantidad total de gases de efecto invernadero que están afectando el clima terrestre.
Como son platos que no requieren de tres o cuatro de cocción, muchos asumen que son más “amigables con el medio ambiente”. Sin embargo, este es solo otro gran mito gastronómico.
En realidad, los alimentos precocidos tienen la mayor huella de carbono.
Hablemos de comida y su impacto ambiental

Los investigadores de la Universidad de Aberdeen compararon la calidad nutricional, las emisiones de gases de efecto invernadero y el costo de 54 comidas precocidas con respecto a las comidas caseras equivalentes. En esencia, estudiaron qué tan diferente era un pollo precocinado de uno hecho en casa.
Al hacerlo, descubrieron que los alimentos congelados, rápidos y fáciles, no son buenos para el planeta.
El proceso de producción que da lugar a ese plato precocido es tres veces más nocivo que el acto de calentar una olla con gas metano. Esto debido a que se desprenden compuestos que impulsan el smog fotoquímico (un tipo de contaminación del aire) y la disminución de la capa de ozono.
Sus resultados sugieren que las comidas precocidas generan una mayor huella de carbono que las comidas caseras equivalentes. En especial cuando se trata de alimentos a base de animales, como carnes, huevos lácteos o pescado.
«Las emisiones son casi un 40 % más altas para las comidas precocidas que están hechas a base de animales. Las comidas precocidas a base de plantas y las comidas caseras equivalentes tenían emisiones de gases de efecto invernadero comparables».
Magaly Aceves Martins, investigadora del Instituto Rowett
Por lo tanto, el producto en sí ya es un gran contaminante medioambiental. Y eso que no hemos considerado las emisiones que se producen al calentar los precocidos en el horno: eso suma hasta un 20 % más de emisiones de gases de efecto invernadero.
Las comidas precocidas tampoco son el mejor alimento

Durante el estudio, los investigadores también confirmaron que los alimentos precocidos eran perjudiciales para nuestra salud.
El nivel promedio de azúcares libres que se agregan a los alimentos era significativamente más alto en las comidas precocidas que en las comidas caseras. Además, en los precocidos, los valores nutricionales varían considerablemente dependiendo del tiempo de cocción, la receta de la marca y su vigencia. Por lo tanto, es poco probable que obtengamos todos los nutrientes de un pollo congelado, por ejemplo.
Así que, visto lo visto, los investigadores creen que los productores o fabricantes de comidas precocidas deberían considerar el impacto ambiental que generan. Y en cuanto a los consumidores, ellos deberían dejar de comprar estos productos pensando que así salvarán al planeta.
No podemos reducir la huella de carbono con un cambio de dieta.
Referencias:
Ready meals, especially those that are animal-based and cooked in an oven, have lower nutritional quality and higher greenhouse gas emissions and are more expensive than equivalent home-cooked meals https://dx.doi.org/10.1017/S1368980023000034