Si piensas que los árboles son independientes, estás muy equivocado. Aunque parezcan distanciados en los bosques, bajo tierra todos están conectados a una gran red por la que se transmiten información y recursos: la “Wood Wide Web”.
Esta red es totalmente gratuita y no está hecha con cables, sino con hongos subterráneos.
Las puntas de las raíces de los árboles están entrelazadas con filamentos de hongos, formando un puente simbiótico que parece beneficiar a ambos organismos: los hongos absorben el azúcar que producen las raíces, y los árboles se aprovechan de los minerales que descomponen los hongos.
Aunque lo más curioso del Wood Wide Web es el uso que le dan las plantas a esta red de comunicación. Muchos investigadores aseguran que los árboles más viejos pasan recursos a las plántulas y las nutren como lo harían sus padres a través de los hongos. Incluso hay quienes sugieren que esta red sirve para enviar señales de advertencia sobre el cambio ambiental, buscar parientes arbóreos o sabotear a las plantas no deseadas mediante la difusión de sustancias químicas tóxicas.
El Wi-Fi de los árboles
A medida que sale a la luz más y más información sobre las complejas relaciones que existen entre los árboles, más fascinantes son los bosques. Sin embargo, esta red de madera no puede compararse con la fibra óptica.
Está claro que las sustancias de un árbol pueden terminar siendo absorbidas por un árbol vecino en el bosque. Un estudio reciente demostró que los isótopos de un árbol pasaron a otro al cabo de unos días. Pero todavía no está claro que los hongos sean los responsables de esta transferencia, ya que la tierra puede tranferir nutrientes.
Para poder estudiar las redes de micorrizas, los investigadores deben sacar las raíces con hongos para analizarlas en un laboratorio. Esto no supondría ningún problema si se tratara de un individuo, sin embargo, las redes son muy delicadas: si se desentierra una raíz, se corta la comunicación que se quería estudiar.
Aunque varios sugieren que los árboles sí tienen un Wi-Fi fúngico.
La evidencia más sólida proviene de un estudio de 2008 en el que se usó una malla para permitir que solo los hongos, pero no las raíces, conectaran las plántulas de pino con los árboles más viejos del bosque. Los investigadores cortaron varios árboles seniles y trataron los troncos con agua teñida. Después de un mes “conectados”, revisaron los pinos más jóvenes y notaron que el tinte aparecía en sus plántulas. Por lo tanto, las hifas fúngicas habían hecho la transferencia.
¿Qué significa esto?

Todo parece indicar que la red de madera conecta el sistema radicular de un árbol con el sistema radicular de otro, para que los nutrientes y el agua puedan intercambiarse fácilmente entre ellos.
Sin embargo, la idea de que los árboles envían advertencias subterráneas entre sí sobre insectos herbívoros y otros peligros es menos probable. Cuando los investigadores estresaron al árbol senil de estudio exponiéndolo a los insectos, el pino joven no hizo nada al respecto: ni envío una señal de peligro ni mandó químicos tóxicos para defender a su compañero.
Así que probablemente los árboles no puedan comunicarse como nosotros lo hacemos a través de la red. En todo caso, solamente son capaces de enviar provisiones a los más necesitados.
Las «micorrizas», entendidas como las relaciones mutuamente beneficiosas entre plantas y hongos, son un tema bastante controversial en la comunidad científica. Hay quienes piensan que esta red de madera puede superar incluso al Wi-Fi 6, y luego están los que consideran que simplemente se trata de una malla hecha con raíces y hongos.
Como siempre se han estudiado los árboles como individuos, es muy difícil saber cómo funciona esta relación simbiótica actualmente. Sin embargo algo es seguro, y es que las redes de micorrizas están involucradas en al menos algunas redes de árbol a árbol.
Por lo tanto, la “Wood Wide Web” existe aunque no sea como nuestra “World Wide Web”.
Referencias:
Positive citation bias and overinterpreted results lead to misinformation on common mycorrhizal networks in forests https://doi.org/10.1038/s41559-023-01986-1
La «Wood Wide Web» es una maravilla de la naturaleza que demuestra la complejidad y la interdependencia de los organismos vivos en un ecosistema. La red de hongos subterráneos conecta los sistemas radiculares de los árboles y permite la transmisión de nutrientes y la comunicación entre ellos, lo que sugiere que la naturaleza tiene mecanismos para garantizar la supervivencia de las especies. Esta conexión simbiótica es una muestra de la inteligencia colectiva de la naturaleza y nos recuerda la importancia de cuidar y proteger nuestros bosques.