Cuesta creer que el polvo que dejó marcada la huella de Neil Armstrong en 1969, cuando pisó la Luna por primera vez, sea ahora el motivo de un debate científico. Sin embargo, ese resulta ser el tema central de un nuevo estudio para mitigar el cambio climático.
Un par de científicos del Centro de Astrofísica de Harvard y la Universidad de Utah consideran que el polvo lunar podría usarse como un escudo para bloquear la radiación solar que está calentando el planeta. En pocas palabras, piensan en una especie de paraguas gigante hecho únicamente con polvo.
Su idea es descabellada, pero tampoco es la primera vez que se sugiere algo parecido. Desde hace varios años se considera la posibilidad de usar “pantallas” para mitigar la luz del sol. Incluso se han hecho prototipos de velas solares que podrían reducir el calentamiento global entre el 1 y 2 %.
Además, se sabe que el polvo lunar tiene algunas propiedades que lo convierten en el material perfecto para bloquear los rayos del Sol. O al menos así lo aseguran los científicos, tras realizar varias simulaciones con este material.
El polvo lunar como “paraguas”

Durante su estudio, los investigadores consideraron diferentes tipos de polvo en una variedad de órbitas para ver la eficacia de este enfoque. Entre ellos, el polvo estelar que expulsan las estrellas o el polvo terrestre. Sin embargo, resultó que el polvo lunar era el más efectivo durante las simulaciones.
Con este material exploraron dos escenarios. En el primero, situaron una plataforma espacial en el punto de Lagrange L1, entre la Tierra y el Sol, y dispararon partículas de polvo al espacio simulado. Al hacerlo, notaron que, si se lanzaba con precisión, el polvo lunar seguía la trayectoria creando una sombra.
Para el segundo experimento, el equipo disparó polvo lunar desde una plataforma en la superficie de la Luna hacia el Sol. Nuevamente, comprobaron que el polvo bloqueaba la luz al menos por un tiempo, hasta que los vientos solares cambiaban su trayectoria.
Así que, tras analizar los resultados, se concluyó que el polvo lunar podía servir como un escudo para mitigar la radiación y, por ende, los efectos del calentamiento global.
“Es asombroso contemplar cómo el polvo lunar, que tardó más de 4.000 millones de años en generarse, podría frenar el aumento de la temperatura de la Tierra, un problema que tardamos menos de 300 años en producir”.
Scott Kenyon, coautor del estudio
Sin embargo, estas simulaciones provocaron muchas dudas en la comunidad científica.
¿La Luna puede acabar con el calentamiento global?

Los investigadores proponen tomar una pequeña cantidad de polvo lunar y ponerlo en una órbita especial entre la Tierra y el Sol. Como conocemos las posiciones y masas de los cuerpos celestes en el Sistema Eolar, podemos utilizar las leyes de la gravedad para rastrear la posición de este escudo en diferentes órbitas.
Visto así, el plan suena razonable aunque no lo es. Para empezar, los costos serían astronómicos, ya que habría que ir primero a la Luna a buscar el polvo, luego a la Tierra, y finalmente a la plataforma espacial preparada para lanzar el material.
Además, en todas sus simulaciones el polvo lunar desapareció de la órbita correcta después de un tiempo. Por lo tanto, se necesitaría crear un suministro inagotable de polvo lunar para lanzarlo cada semana.
Desde todo punto de vista, este plan para mitigar el calentamiento global es extremadamente complicado. Sobre todo si consideramos que hay muy pocos organismos internacionales que luchan contra el cambio climático.
“No somos expertos en la ciencia de cohetes necesaria para trasladar masa de un lugar a otro. Solo estamos explorando una posibilidad. No queremos perder la oportunidad de cambiar las reglas del juego ante un problema tan crítico como lo es el cambio climático”.
Scott Kenyon
Por lo tanto, aunque los resultados respecto al potencial del polvo lunar parecen sólidos, es imposible resolver la crisis climática con esta sugerencia.
Referencias:
Dust as a solar shield https://doi.org/10.1371/journal.pclm.0000133