El microbioma está de moda. Ya no solo interesa a los médicos, sino también a cualquier lector que busca mejorar su salud en general. Pero, ¿por qué? ¿A qué nos referimos con microbioma?

La palabra fue acuñada en 2001 por el biólogo molecular Joshua Lederberg, pero desde el principio de los tiempos los seres humanos han tenido un microbioma en sus intestinos y bocas. Es decir, toda una comunidad de microorganismos que viven juntos dentro del cuerpo como huéspedes.

El origen el microbioma humano

Todos los seres vivos, especialmente los animales y plantas, tienen sus propios microbiomas formados por billones de bacterias, virus, hongos y otros organismos unicelulares. Esta microbiota, como también se le conoce, se desarrolla al nacer y su composición varía de persona a persona. 

Cuerpo humano / Vía Pixabay

Hay quienes se preocupan al saber que tienen bacterias viviendo en varios órganos vitales, pero realmente no deberían angustiarse por eso. Estos microorganismos establecieron una relación simbiótica con nosotros, para ayudarnos a llevar a cabo varias funciones orgánicas. Es por eso que abarcan varias regiones en el cuerpo.

  • La microbiota en nuestro intestino, por ejemplo, nos ayuda a fermentar los carbohidratos, lo que conduce a la formación de ácidos grasos de cadena corta (AGCC): acetato, propionato y butirato. Básicamente, las sustancias que el hígado usa como combustible durante el metabolismo de azúcares. 
  • Por otro lado, los microorganismos en nuestra boca, nariz y garganta, la microbiota oral, nos ayuda a mantener sanas las mucosas, contribuir al metabolismo de los alimentos y evitar que otras bacterias dañinas causen enfermedades.
  • La microbiota cutánea, que recubre nuestra piel, tiene tres funciones claves: bloquear las enfermedades, regular los procesos inflamatorios y combatir el daño solar. 
  • La microbiota pulmonar nos permite a mantener el ritmo de las respiraciones, al crear una barrera contra patógenos e infecciones pulmonares. 
  • Y finalmente, las microbiotas vaginal y urinaria en sus respectivas posiciones, producen otras sustancias y metabolitos antibacterianos esenciales como el peróxido de hidrógeno.

Teóricamente, existen más de 40 billones de microorganismos en nuestro interior que pueden llegar a pesar 1,8 kilogramos, y cada uno de ellos desempeña un rol fundamental en las células. Sin embargo, todas las comunidades se unen para llevar a cabo una función en particular: reforzar nuestro sistema inmune.

El microbioma y el sistema inmunológico

Se estima que entre el 70 y el 80% de las células inmunitarias residen en el intestino, por lo que están interactuando constantemente con la mayor comunidad de bacterias: la microbiota intestinal. Esto lejos de ser un problema, aporta varios beneficios inmunitarios. 

Los diferentes tipos de microbiotas en el ser humano / Créditos: Metode

Los probióticos en nuestro tracto gastrointestinal son los tipos más comunes de microbios. Lo que hacen estas bacterias es proteger el aparato digestivo de microorganismos nocivos. ¿Cómo? Simple, generando varios componentes vitamínicos con ayuda de otras bacterias. Entre estos, vitamina K o vitamina B y B12.

Además, la microbiota genera el combustible preferido de los colonocitos, que tiene un efecto antiinflamatorio al inhibir las citoquinas del sistema inmunológico. Por lo tanto, esta comunidad de bacterias, bien cuidada y tratada, puede reducir la aparición de enfermedades autoinmunes o inflamaciones. 

Pero eso no es todo. En personas saludables, los microorganismos intestinales manipulan las altas concentraciones de IgA secretora, producidas por las células plasmáticas, para atacar a otras bacterias dañinas. Incluso inducen la producción de interleucina 10, una proteína en los glóbulos blancos que funciona como un antiinflamatorio natural.

“La composición de la microbiota ayuda a mantener la homeostasis inmunológica. Nuestro microbioma podría ser un órgano más del organismo humano”.

Juan Sebastián Domingo, investigador en la Hospital Royo Villanova de Zaragoza

En pocas palabras, esta comunidad diminuta puede ayudarnos a prevenir muchas lesiones, inflamaciones y enfermedades, como el síndrome del intestino irritable (SII) o ciertos tipos de cáncer. Solo necesitamos mantener el microbioma saludable.

Lo infinitamente pequeño es fundamental para nuestra salud

Bacterias / Vía Pixabay

Varios estudios han determinado que es posible alterar las propiedades de nuestro microbioma, a través de cambios drásticos en la dieta y el estilo de vida. Por lo tanto, si tienes una comunidad de bacterias deficiente, puedes convertirla en algo beneficioso. 

Para ello, solamente debes seguir estas recomendaciones:

  • Consumir alimentos diferentes o prebióticos, como vegetales, frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas, hierbas y especias. Esto debido a que cada comunidad se alimenta de sustancias diferentes. 
  • Incorporar probióticos en la dieta. Aunque nosotros tenemos probióticos naturales dentro del intestino, existen alimentos probióticos que pueden aumentar la cantidad de microorganismos trabajando para protegernos. Los alimentos fermentados como el yogur y el kimchi podrían estimular el crecimiento de algunos.
  • Evita las grasas y el alcohol, ya que son alimentos que matan a las bacterias en nuestro cuerpo y propagan otro tipo de sustancias dañinas.
  • Y, en casos extremos, crear un nuevo ecosistema microbiano. Hoy en día existen trasplantes fecales que pueden ayudar a las personas con microbiomas muy dañados, por culpa de una enfermedad como la diabetes o alguna condición genética.

Así que, como puedes ver, el microbioma es tan importante para nuestra salud como delicado. Podemos pensar en él como un segundo cerebro, pues sin esta comunidad de bacterias, nuestro cuerpo no funciona.

Referencias:

De la flora intestinal al microbioma https://dx.doi.org/10.17235/reed.2017.4947/2017  

Microbioma humano https://doi.org/10.22201.fm.24484865e.2018.61.6.02 

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