En la naturaleza podemos encontrar toda clase de cortejos, pero ninguno tan extraño como el de las jirafas. Los mamíferos más altos del planeta no le sonríen a su pareja ni le dan abrazos. Cuando una jirafa macho quiere copular con una hembra, procede a golpearle el trasero con la cabeza. Y la hembra, en respuesta, orina sobre la boca del macho para decirle que también desea reproducirse.

Tras ese intercambio de intenciones es que da inicio la vida amorosa de las jirafas: el apareamiento. 

Si estuviéramos hablando de relaciones humanas, esta “táctica de seducción” sería desastrosa, pero con las jirafas funciona porque no tienen una temporada de reproducción establecida ni entran en celo como otros animales. Por lo tanto, estos animales deben impulsar la relación de alguna forma.

Girafas: macho frente a dos hembras / Vía Pxhere

Las jirafas son extrañas, eso ya lo sabíamos desde hace mucho tiempo. Sin embargo, un estudio de la Universidad de California reveló nuevos datos sobre la vida amorosa de estos animales que superan nuestras expectativas.

Según ellos, las relaciones entre jirafas se pueden resumir en tres palabras: orina, feromonas y un codazo.

Como las jirafas no están diseñadas para oler las feromonas en el suelo, debido a su cuello alargado, estos animales provocan que las hembras orinen sobre ellos al empujar sus genitales con la cabeza. 

Si la hembra está abierta a su invitación, amplía su postura y orina en la cabeza del macho durante unos 5 segundos. Esto permite que el macho pueda inhalar las feromonas a través de los sensores en sus labios, y confirmar si tiene una oportunidad para aparearse. 

“Al empujar, las jirafas macho están diciendo efectivamente: ‘Por favor, orine ahora’. A menudo la hembra lo hará, pero él tiene que obtener su cooperación primero. Si no, sabrá que no hay futuro para él con ella».

Lynette Hart, profesora de salud en la Universidad de California

Más cortejos extraños

Girafa / Vía Pixabay

Lo que acabamos de mencionar vendría siendo la “principal táctica de cortejo entre jirafas”, pero existen otros comportamientos sexuales para encontrar pareja. Como por ejemplo, las batallas cuello a cuello. 

Aunque no existe una temporada de apareamiento como tal, todo macho intentará defender a una hembra en celo. Así que las peleas entre jirafas existen, y son bastante agresivas. 

Primero, los machos empujan sus cabezas hasta que uno se cansa. Si esto no funciona, entonces enredan sus cuellos  y comienzan a golpearse durante media hora hasta que uno se rinda. 

Lo curioso de esto es que, en muchas ocasiones, con tanto contacto físico, los hombres se olvidan de la hembra después de la pelea y deciden aparearse entre ellos. Varios estudios muestran que hay más actividad sexual entre machos que entre una jirafa hembra y un macho, casi un 70 % más. Por lo tanto, las jirafas podrían ser lo que nosotros llamamos “bisexuales”.

«Esto es parte de su comportamiento reproductivo. A la gente le encanta observar a las jirafas. Creo que cuanto más entienda el público sobre ellas, más interesado estará en su conservación».

Lynette Hart

Como puedes ver, la vida sexual de las jirafas está repleta de sorpresas nunca antes vistas. Afortunadamente, este es un comportamiento exclusivo de los animales más altos del planeta, pues sería aún más extraño si todos tuviéramos que orinar o golpear a otra persona para seducirla. 

Referencias:

Flehmen, Osteophagia, and Other Behaviors of Giraffes https://dx.doi.org/10.3390/ani13030354 

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