Ahora que la natación al aire libre se ha vuelto popular, muchos han sentido por primera vez el shock que produce la piel al entrar en contacto con el agua fría. Esta sensación es desagradable al principio, porque el cuerpo reacciona con escalofríos y palpitaciones. Pero después, el cerebro se beneficia del shock. 

Un estudio reciente encontró que las diferentes regiones que procesan nuestras emociones interactúan mejor después de un baño con agua fría. Esto debido a que el cerebro reconfigura sus conexiones neuronales para ayudar a sobrellevar tal impacto en el agua. 

¿Qué le hace el agua fría al cerebro? 

Estudios previos ya habían sugerido que las duchas de agua fría eran saludables para el cuerpo y la mente. Tomando esto en cuenta, un equipo internacional se propuso estudiar los efectos del agua fría en particular. 

Regadera de ducha / Vía Pxhere

Para ello reclutaron a 33 voluntarios sanos con el objetivo de someterlos a una dosis de agua fría, a 20 grados centígrados y durante cinco minutos. 

A cada participante se le realizó una resonancia magnética funcional (fMRI) inmediatamente después del baño. Para sorpresa de los investigadores, estos escaneos revelaron cambios en la conectividad de las partes del cerebro que procesan las emociones. Es decir, la corteza prefrontal medial y la corteza parietal.

Los resultados sugieren que todas las partes diminutas del cerebro, que están conectadas entre sí, se estimulan después de sumergir el cuerpo en agua fría. En esencia porque el contacto con el frío activa el sistema nervioso, lo que aumenta el nivel de noradrenalina en el cerebro. 

“Son como pequeños electroshocks que ocurren en las células. Impactante ¿no? También vimos los efectos fisiológicos, como escalofríos y respiración agitada, pero las resonancias magnéticas nos mostraron cómo el cerebro reconfigura su conectividad con el agua fría”.

Dra. Ala Yankouskaya, profesora en la Universidad de Bournemouth

¿Un cambio positivo o negativo?

Los investigadores estudiaron más que los cambios en estas partes del cerebro. Durante el estudio, le preguntaron a los participantes cómo se sentían después del baño. 

Hombre en la ducha / Vía Pxhere

Curiosamente, todos dijeron que estaban más animados y alertas después de estar en contacto con el agua fría. Por lo tanto, estos cambios observados en la corteza prefrontal y parietal afectaron positivamente las emociones de los voluntarios, lo cual tiene mucho sentido. Después de todo, son las partes del cerebro que nos ayudan a estar atentos y tomar decisiones. 

«La corteza prefrontal medial y la corteza parietal tienen un cableado diferente cuando las personas tienen condiciones como depresión y ansiedad. Aprender cómo el agua fría puede reconfigurar estas partes del cerebro podría ayudarnos a comprender por qué la conectividad es tan diferente para las personas con estas afecciones”.

Dra. Ala Yankouskaya

Hoy en día, se usan las duchas de agua fría como terapia para mejorar el estado de ánimo. Esto debido a que varios estudios han demostrado que el shock que genera el agua fría inhibe el cortisol en sangre, la hormona del estrés. 

Por lo tanto, no estamos hablando de algo nuevo. Sabemos mucho sobre el impacto emocional que la inmersión en agua fría puede tener en el cuerpo y la mente. Sin embargo, este es el primer estudio que confirma un cambio fisiológico en el cerebro después de sumergirse en agua fría.

Referencias:

Short-Term Head-Out Whole-Body Cold-Water Immersion Facilitates Positive Affect and Increases Interaction between Large-Scale Brain Networks https://dx.doi.org/10.3390/biology12020211 

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